8 oct 2017

Quietud sorda



La quietud me ensordece
porque no es tal

No se oyen
los gritos en los cristales
ni a los tristes pasajeros
almidonados
no se oyen los crujidos
secos del pan
ni las miradas liquidas
del vino, nerviosas,
ni a los que se despiden
en la estación, sin más,
emocionados
ni a mis sandalias nuevas
recorriendo caminos
ni a los viejos bordes
de recortes de papel
apisonados

No oigo nada
en mi sordina
plena
de sensaciones
no buscadas
y confundida
tengo el vivo
reciente
recuerdo
de una bella
madrugada

Entre tanta gente
y tanto ruido

tanto silencio y paz,
por dentro
reconfortada

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