Me gustaría oler
en el arroyo
el perfume a
vergel perdido
La ciudad está gris
pero el recuerdo del agua
hace hervir mi sangre
lejos, muy lejos
de los vinagrillos
y la sombra de los
limoneros bajo
mis pies
El terciopelo gris
de la mañana
presta extrañeza
a mis labios
rasgados por
la humedad
Mucho ruido
muchos turistas
mucha gente
Pero mi alma
descansará
en sus zapatos
tranquila
sin olvidarse
que mi cuerpo
poco a poco
se despereza
al café
de la mañana
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