1 mar 2007




Temblando el puño de fuego.
Ardiente trompeta del ego. Mi Jerry González.
Cansado del ser sombreado.
Te busqué y tanto te encontré
que la nariz dejó de olerma a nada.
Barricada, Pirata de la cnga congueada.
Pianista del SON cubano,
el Caramelo se derrite en el contacto de mi mano.
Puro Habano, malas suertes y ardiente e inteligente.
Éra una gata joven, con ojos de ternera.
Era la sombrera, del Mekong se me hizo la tela
mi linaje de paños calientes y dientes mordientes.
Mi abuela gatuna me enseñó desde la cuna.
Al entrar de invitada en la casa de la dama
rezuma el alcohol con que limpiábamos el estante y la cama.
Mis guantes blancos de seda de blanca luna,
mostraban las castas de raíces vivientes.
Cogimos una barcaza de blancas velas,
cruzamos mi río como el barquero de una condena,
Mi sombrero de hombre en mi pelo negro calado,
hacía de mortero en mi corazón mellado y de ansias jubilado.
Junté la Habana, El Bronx, el Mekong, y la sardina
Así de generosa y ancha es la cinta de mi vida.
En mis capazos de fuertes abrazos tengo amigos del alma
donde tocan las velas del arpa la raza gatuna, y la estrecha condena.