26 oct 2008

“Coitus Interruptus Largus Novelescus”

Muestra! ¡Muestra! ¡No cuentes!" 
Línea de diálogo de King Lear, Jean-Luc Godard, 1987, puesta en boca del Profesor Pluggy, interpretado por el mismo Godard.

Cartas de amor a nadie.

Cuando estuve encerrada casi diez años por celos, herencias y rencores familiares, escribí muchas cartas.

Cartas mentales, cartas de papel invisible y a veces visibles encriptadamente, burlando la "seguridad" de la cárcel inaudita, escritos para un solo lector imaginado, mi abuelo fallecido, el "capitán de barco", el único que podía haberme protegido, el Héroe de guerra con cuatro medallas al valor, ya fallecido, el único que me había amado, cartas perdidas en alguna de las mudanzas de peregrinaje en busca de la supervivencia en el mundo real, imaginé muchas películas, muchos guiones, muchas vidas, muchos cuentos, muchos papeles, muchas personalidades, luchando contra la locura, contra la pesadez del cuerpecito fatigado, mientras trabajaba gratuitamente haciendo giras teatrales por España, donde ganaba mucho dinero, dinero que jamás llegaba a mi propio beneficio ni al de las mujeres de mi familia, comíamos tortitas de harina con sal, cocinadas en un infiernillo, pesaba 20 kilos menos del peso que debería tener a mi edad, y con nuestros 30 kilos llevábamos 6 altavoces profesionales de 60 kilos, entre mi hermana y yo, montaba el cableado, las pesadas estructuras de madera, los tornillos, el equipo de música, los hilos de los personajes  de cartón, la parodia de nosotros mismos.

“Cosas de antes” dicen, bien, no es cierto, siempre ha habido y siempre habrá gente encerrada (sólo hay que asomarse a la calle y ver cuán frágil es esa barrera invisible que separa la vida de la pseudovida, los expulsados, los "leprosos", como decía bien Teresa de Calcuta, no hace falta irse a la India para ayudar, o ayudarse en los otros, los espejos de nuestro mal, añadiría yo).

Cárceles visibles o invisibles que acallan el silencio de los poderosos, flagrantes injusticias, que muchos saben y todos acallan, porque como buena costumbre española, del inconsciente colectivo heredero de la Inquisición en España, es la costumbre de posicionarse siempre con el ganador, con el verdugo, la política del miedo colectivo, es decir contra aquellos que normalmente sólo tiene una cosa, la verdad, los ojos, oídos, y la temible boca, la honestidad brutal de la vida de fatiga, es decir, los niños, los pobres, los depredados, los genios, los locos, los borrachos, las muñecas rotas, la gente que no está inclusa en las normas implícitas y asumidas por la “ sociedad standard” que les tocó vivir en su momento, es decir, las reglas de la mentira, ésos son los reprimidos, los que pueden hundir la fragilidad del clamor del miedo, la atalaya desde la cual unos cuantos poderosos, dirigen a todos, sabiendo que sólo el miedo los retiene, mientras en las cloacas, acallados en su verdad, están silenciados, los que vieron el otro lado de las frágiles estructuras del castillo de naipes de cristal.

En ésas veladas de eterna incertidumbre, siempre pensé que cuando fuera mayor (el tiempo imparable avanza, y yo sabía que era en mi propio beneficio, legalmente antes o después no podrían retenerme por más tiempo, y entonces recuperaría mi pasado precipitadamente, un pasado no vivido en vida, sino más bien en muerte, esperando la resurección en mi vida), la única manera de poder justiciar a los carceleros de la hipocresía, la podredumbre, era estar al mismo nivel que ellos, envenenarse, mentirse, venderse, acorazarse y convertirse en ellos, a ésas alturas, muchos de los que llegaron, olvidaron quiénes fueron, y muertos de vergüenza, jamás revelaron su auténtico origen (como muchos oficiales nazis, que jamás revelaron su pasado judío, siendo especialmente insensibles con éstos), lo curioso es que pasó teniendo una familia de abogados de estado, notarios, empresarios y gentes de porvenir, gente que vio en mi una amenaza en cuanto al “reparto de poder”, los cambios sociales que se estaban aviniendo, las mujeres empezaban a estudiar cosas nuevas que no eran enfermería ni biblioteconomía, y era conveniente cerrar bien los agujeros para que no se produjeran “sorpresas”, dando la educación exclusiva, a los mayores de la familia y dejar a las que podían tomar el relevo, en manos del hermano menor bohemio, que jamás fue un peligro por su falta de cabeza.

Encerrada por celos, puede parecer increíble, pero es más normal de lo que parece, de hecho la España profunda supura, y como antiguas burbujas, que terminan saliendo del fondo, reaparece esporádicamente, puntas ce iceberg de una realidad viva, que no por no mirada, está desaparecida, celos peterpanianos de complejos masculinos en familias poderosas, por una inusual madurez de una niña que tuvo que criar como bebé a su propia familia, inmadura, melodramática, guerra de egos y de talentos inusuales, en una España machista de una supuesta y liberadora Transición, en forma, que no en contenido, una liberación que siempre benefició a los mismos, exculpados de su propia intervención truculenta de un reciente pasado no reconocido, una puesta a cero de los que prefieren esconder su conciencia y comprar otra nueva, libre de pasado.

Una madurez precoz, una niña vieja, cosa que no es ningún mérito, pues el que está acostumbrado a encontrase sol@ a una edad muy temprana, no tiene más remedio que medrar sus ojos infantiles y hacerlos visibles, traduciendo la realidad para comprender su significado a palabras infantiles e intentar sobrevivir a él.
Pero a esas niñas abandonadas a su suerte, se hicieron mayores, y pasito a pasito consiguieron escapar del cruel destino de la calle, sin ayuda de nadie, sobreviviendo cada día un poquito. El caso es que una de ellas, las mas peligrosa, tuvo un hijo, un heredero “varón”, el mayor de la saga de los nietísimos del patriarca, un niño guapo y listo, del que ahora los mayores de la "Fammilia" se quieren acercar para poder “salvaguardar el honor del apellido”, echando pelillos a la mar, pero eso ya no será posible, sin dejar de denunciar a todas las víctimas invisibles que se quedaron en el camino, cuyas vidas fueron truncadas por intereses ajenos.
Ése dedo acusador y fuerte, les señalará sin pudor y sin nada que perder, destapando la podredumbre de una de las miles de familias que dirigen y/o habitan en este país, llena de historias sucias y oscuras, de trampas, de víctimas aisladas de innumerables injusticias.

No sólo una de ésas novelas que aparecen por las tardes en la televisión con un elaborado guión de buenos y malos. En la vida real, los buenos no son tan buenos y los malos no son tan malos, simplemente se rigen por reglas humanas, de odios, amores, rencores, envidias, celos, desamores y un sinfín de malentendidos e incomunicaciones.

¿Pero es ésto sólo un cuento? Podría ser, o podría ser que no, una historia que se terminará de escribir con el tiempo, y cuyo final está a punto de caer.
La voz de las gentes sin voz que no pudieron elegir ni hablar, acallados por el miedo y el olvido.

La conciencia conveniente, de panes convalecientes.
Bien, sólo puedo decir que la conveniencia no es precisamente mi fuerte.

Desnudando conciencias.

ESCÁNDALO EN LA CAMPIÑA MURCIANA - IV -


Resumen Capítulos I, II, II y IV:
Aparece un cadáver con un tiro en la cabeza, es un hombre rico de la zona, vivía en una residencial inglesa en Murcia, lo encontró una amiga rumana que vivía con él, llamó a la policía. Como los policías locales admiran la experiencia de un antiguo policía inglés jubilado vecino de la zona, le han instado que les sirva de guía en sus investigaciones, acompañado por una amiga española muy sagaz, para que interroguen a la descubridora del cadáver, una vez echo esto, le toca al turno a la asistenta, pero Claire tiene todavía alguna duda, después de atar algunos cabos, los dos investigadores hablan de lo que han conseguido averiguar, aparece un comisario no muy contento de "su" intromisión. Por lo visto el fallecido tuvo una visita a última hora de la noche.

CAPÍTULO CUARTO

- Señor Fawkes, aquí hay algo que desentona, me parece demasiado segura en sus afirmaciones, no sé, no me fío de ese exceso de convicción tan enérgico- lamentaba Claire- creo que necesito tomar algo fresco, el ambiente en esta casa a lo largo de la mañana me ha fatigado más de lo que imaginé, el aire está demasiado cargado, esa mujer es muy dura, ha debido de tener una vida difícil, siempre está en tensión y debe ser contagioso, creo que ahora mismo mi cuello está pegado a los hombros.
- Jajaja, querida Claire, siempre tan natural y espontánea, como buena española. Por supuesto, creo que nos vendrá bien una cervecita fresca en la cantina de la residencia, un híbrido italo-inglés, en la que nosotros nos sentimos raros y ustedes también ¡estos hosteleros, siempre tan modernos!

- ¿Bueno que hacemos ahora?
- Por el momento, los expertos se encargarán de la identificación del cadáver, las claves objetivas de una buena identificación se encuentran en los detalles “antemorte”, es decir, huellas dactilares, elementos personales, muestra de sangre de familiares cercanos alguna radiografía… en fin, ese tipo de cosas; lo más importante querida Claire, y eso no lo olvide nunca, es una excelente organización del equipo de trabajo, no sólo la experiencia de los mejores profesionales, se necesita un entendido en logística, para que todo el engranaje funciones como un reloj suizo, si eso no es posible, no conseguirán los mejores resultados, o tardarán muco más tiempo en alcanzar sus objetivos.
Los perros viejos lo sabemos, por eso preferimos tardar 5 minutos más de lo “debido” con tal de que en cuanto lleguemos a la escena del crimen, todo encaje en nuestra cabeza y adelantemos los pasos precisos y necesarios a trazar, cuando la información está en blanco y fresca en nuestro cerebro, sin condicionar, cuando es más fácil tomar datos sin sacar conclusiones precipitadas.

- ¡Vaya! Querido Richard, usted siempre me sorprende, ya me advirtió mi padre de su fama de “Sherlock Holmes” pero jamás imaginé que fuera tan literal.
- Su padre es un querido amigo mío de hace muchos años, de cuando apareció en Leicester trabajando en el núcleo industrial de la ciudad, las mujeres no se fiaban de él, porque era muy abrazador y ya sabe que en nuestras tierras eso no está bien visto, pero... como buen y loco visionario, pronto se metió a trabajar donde le salía: curtidos, caucho, metal, era un excelente trabajador y negociante nato, jamás cuando le ví, imaginé que terminaría siendo amigo mío, es más, y te diré en confianza, que con ese brillo pícaro en los ojos pensé que me iba a dar más trabajo policial que alegrías personales, y ya ves, años después jubilado en su tierra, España, quién me lo iba a decir, jajaja, lo que diga de mi ese viejo bribón de mí, no me lo tomaría demasiado en serio, es tan honesto como exagerado.
- Bueno ya conoce como es, su excesivo carácter lo compensa con un inusual sentido de la amistad.
Richard ¿cree que fue ella? Desde luego es una mujer inteligente y parece capaz de deshacerse sin miramientos de las personas que perjudiquen sus intereses. Quizá estuviera enamorada de él, la rechazara y tuviera celos de esa nueva novia rica y de la misma condición social que él. Deberíamos comprobar su coartada. Debemos saber si se costó temprano con alguna excusa, tampoco estaba demasiado lejos como para venir en coche o autobús.
- Tiene usted razón amiga, pero no se impaciente, todo a su tiempo. De todas maneras esa mujer nos oculta algo.
- Si, yo también lo he notado, esos silencios, aún por motivos honestos, nos perjudican mas que nos benefician.
- Bueno, eso nos indica que es inteligente e ingeniosa. ¿Le parece que volvamos ya esta tarde después de comer? La recogeré en mi coche a las cuatro.


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Se encontraban de nuevo en el dormitorio del señor Salcedo. El cadáver había sido fotografiado y quitado de en medio a media mañana por los expertos.
-¿Se sabe algo de las huellas? – comentó impaciente Claire.
- Parece que no se han encontrado huellas dactilares, pues fue limpiada con pulcritud antes de ser colocada en la mano. Es más no hay huellas ni en la ventana ni en la puerta, pero en cambio había señales dactilares del fallecido en toda la habitación menos en esos lugares, curioso ¿verdad?. Las señora Santi ha confirmado las buenas relaciones entre el fallecido y la señorita Stoica, y estamos a la espera de información del inspector sobre el vecindario, la cual nos será confirmada en breve.
- Bueno en estos papeles no hay gran cosa- dijo Claire- mmm... a ver... invitaciones, cartas , facturas, recibos... vaya. Aquí parece que hay algo.
- ¿Qué es? Déjeme ver ajám. ¿Hay algo que le llame la atención?
- Mire, parece que en el resumen bancario del movimiento de cuentas, sacó una fuerte suma hace unos meses y ayer mismo, lo curioso es que no me consta que esa cantidad esté en la casa, además sé que sus negocios los gestionaba en su despacho, aunque ya sólo se acercaba de vez en cuando, pues tenía gente responsable delegada, eso significa que lo pagó ayer.

En ese momento entró el comisario Bernal con aire marcial y paso sonoro.
- Hola, me han dicho que son ustedes los que están haciendo las primeras investigaciones, lo primero, que no estoy acostumbrado a estas licencias sin contar con mi permiso, pero si el jefe dice que si, no hay más que hablar. ¿Han sacado ya alguna conclusión?
- Buenas tardes, mi nombre es Richard Fawkes y esta es mi ayudante Claire Villaluenga, y no, todavía no hemos sacado conclusiones porque no tenemos datos suficientes, de hecho estábamos...
- Pues váyanse dando prisa, que en la puerta tengo ya otro montón de periodistas, este tío es importante y tengo que decirles que hemos hecho algo, la imagen nuestra es lo que cuenta –cortó secamente - ahora hablaré con el inspector Martínez que me ponga al día- dijo con recelo, mientras se marchaba con el mismo paso con el que entró. Claire lo contempló con disgusto. Mientras Fawkes seguía investigando los papeles, y aunque guardando un respetuoso silencio, su expresión denotaba una incomodidad fehaciente, como diciéndose algo para sí mismo en la mas estricta intimidad.

- Siento la interrupción - dijo el inspector Marttínez- entrando minutos después- reconozco que no todo el mundo está acostumbrado a las actitudes rudas y descorteses de algunos de nuestros oficiales, yo he viajado con mi mujer fuera y se que la gente agradece ciertos protocolos de cortesía que están en desuso. De todas maneras es cierto que era un nombre importante, aquí no suele haber muchas noticias, la gente está curiosa y expectante.
- No se disculpe- Contestó Fawkes- no es culpa suya, en breve le daré una hoja con los datos que puede facilitar a la prensa, pues entienda que actualmente todo está bajo secreto de sumario, ya han pasado las personas competentes y comprenderá que si lo queremos hacer bien debemos ser exhaustos. ¿Que novedades tiene?
- Parece que nadie escuchó ningún disparo, el señor Salcedo no salió de la casa por la tarde noche, salió a comprar tabaco, y a eso de las 10 menos cuarto llegó una señora morena en un Mercedes-Benz SLK 2008 de color claro, del que se apeó una mujer morena de unos 45 años, media melena, ropa elegante y abrigo oscuro. Un taxista que tiene clientela habitual por la zona, dijo que la había visto visitar esa casa antes, y que alguna vez la había acercado.
- Bueno ese no es el perfil de la prometida que creo recordar es casi una década más joven.
- Se marchó por lo visto media hora después, un barrendero escuchó una parte de la conversación de despedida, algo así como: “piénsalo y me llamas cuando lo tengas claro”, “No te preocupes, lo haré”.
- ¿Algo más inspector?
- No , eso es todo hasta ahora. Empezaron las fiestas en el límite de la residencial, donde empieza el resto de las casas del pueblo, a las diez y media se inaugura con los fuegos artificiales, después las barracas llenas y los niños de la zona se irían a dormir temprano, en la zona inglesa la fiesta se hace en casa, al otro lado la jarana dura hasta mitad de la noche, que los jóvenes y las jóvenas se marchan a los pubs que cierran mas tarde.
- Por lo menos sabemos que a esa hora estaba aún con vida- contestó Richard.
- Bueno señores, terminaré de ojear el papeleo a ver si encuentro algo interesante- siguió mirando en la papelera, mientras se encontraba hipnotizada de alguna manera por la imagen de la pluma de pavo real del secreter del escritorio.
- No tarde mucho, intentaremos adelantar todo lo que podamos a lo largo de la tarde, inspector, vamos a echar un vistazo al resto de la casa, no debemos descartar ninguna posibilidad.
- De acuerdo, vamos pues.


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23 oct 2008

ESCÁNDALO EN LA CAMPIÑA MURCIANA - III -


Resumen Capítulos I, II y III:
Aparece un cadáver con un tiro en la cabeza, es un hombre rico de la zona, vivía en una residencial inglesa en Murcia, lo encontró una amiga rumana que vivía con él, llamó a la policía. Como los policías locales admiran la experiencia de un antiguo policía inglés jubilado vecino de la zona, le han instado que les sirva de guía en sus investigaciones, acompañado por una amiga española muy sagaz, para que interroguen a la descubridora del cadáver, una vez echo esto, le toca al turno a la asistenta, pero Claire tiene todavía alguna duda.

CAPÍTULO TERCERO

Al entrar en la habitación se escuchó un silencio ensordecedor.
Evidentemente había cierta incomodidad en el ambiente y eso se percibía de alguna forma casi física. El inspector Antonio Martínez procedió a hablar con los policías que estaban fuera.

La Santi, como prefería que la llamaran, se encontraba con las manos entrelazadas rígidamente sobre la mesa, la mirada fija y el cuerpo tieso. Por el bagaje de experiencia del señor Fawkes, curtido en estas lides, no le fue difícil distraer su atención ofreciéndole un vaso de agua, relajando la tensión del ambiente.

- Bueno señora, entiendo que esté nerviosa, no acostumbrada este tipo de situaciones, pero no se preocupe, nadie lo está, sólo se trata de unas cuantas preguntas aclaratorias que nos serán muy útiles, básicamente para hacernos una idea de la dinámica de la organización de la casa. Me han dicho que es una excelente cocinera, ¿ no es cierto?
- Uy eso dice mi marío, pero no se crea, pue lo normá de una mujé decente. Es que hoy en día las móza no saben bregá con las brasas.
- Umm, las brasas… ¿Enciende usted misma el fuego en la casa señora?
- Oh, si claro, yo lo hago todo, éstas nenas modernas no saben hacer ná.
Ha sio llegar y ponerme a encender la chimenea, poner en marcha la lavadora, a punto las brasica, en fin … las cosas que hay que hacé en una cása que quiere esté calentita y acogeora - hablaba contenida, conocedora de que le querían sacar información y no se hallara confiada en saber muy bien qué debía decir.
- Disculpe una cosa, he notado que en las habitaciones superiores tienen gas natural, ¿no es cierto?
- Oh si, aquí no hay porque no quisieron ponehlo, es una cocina antigua cá la aguela y prefirió il señor dejáhlo como está.- un tono impaciente estaba empezando a aflorar.- póh eso, un fogoncico de carbón, unah mesica de maera, de loh que había antes toa la vida de Diós, cáora es mú modehno, así en rústico, pero ay una chimenea de gas arriba en la habitación, désas de adorno casi.
- Bueno sí, ya sabe como son esto de las modas, ora vienen ora se van- replicó Richard con tono aburrido- la conversación fue languideciendo- bueno señora no le molestamos más, creo que tenía que hacer una visita al Hospital y el inspector ya ha tomado su declaración anteriormente, puede marcharse si lo desea.

Claire Villaluenga había estado escuchando en todo momento pensativa.
- Podemos volver al salón, creo que tengo un par de dudas y me gustaría despejarlas antes de proseguir, ¿le importa?
_ Vaya usted, no se preocupe, yo tengo que terminar de hablar con el inspector Martínez para que me de los detalles de la declaración de ésta señora.


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Villaluenga entró en la habitación lentamente.
En cuanto Iliana se percató de su presencia, aún estando de espaldas, Claire no dejó de percibir el tamborileo de sus dedos impacientes en el alféizar de la chimenea.
- Ese hombre… el inspector Fawkes ¿confía usted en él?- preguntó de sopetón la señorita Stoica.
- Por supuesto, es un hombre de gran bagaje profesional, equilibrado y honesto, muy admirado en su país de origen, entre sus colegas en la Región y aún en ésta zona residencial donde es raro encontrar españoles, quizá por eso no los conociera a ustedes antes - contestó Claire, Iliana se quedó mirando al fuego pensativa.

- La muerte de su amigo ha sido un gran golpe para Ud., no lo esperaba, ¿no es cierto? En fín, éstas cosas ocurren de repente y a veces es difícil de asimilarlas - preguntó Claire de sopetón pero con dulzura.
- Asi es, no puedo imaginarme que hiciera eso, me extraña en él, no es su forma de hacer las cosas, y aunque hubiera sido así, de ésa manera… tan ruidosa y ruda, y menos con ésa pistola… no lo sé, no imagino, se escapa a mi comprensión, sinceramente. Ahora ni siquiera sé si lo conocía lo suficiente- replicó desarmada por la naturalidad de Claire.
- ¿Pero esa pistola la compró por algún motivo?...
- Oh no, no, ya sabe, era un excéntrico, hasta su propia familia conocía su sentido del humor, podía aparecer disfrazado de mago en la boda de su mejor amigo… sería algún recuerdo de alguna noche de juerga, se la regalaría algún tipo después de alguna hazaña, era un hombre encantador y carismático, la gente tendía a regalarle cosas simbólicas. Conocían que tenía demasiado dinero, tanto que ni sabía lo que poseía, era un sentimental, apreciaba los detalles de corazón.
Pero si se hubiera suicidado me extraña que fuera con una pistola, y más con ésa, una vez hablamos al respecto, me dijo que si se fuera de este mundo lo haría en silencio, sin pedir nada a cambio, sin ruidos ni explosiones dramáticas, se iría libre sin ofender a nadie.
- Bueno según tengo entendido hay una chimenea de gas en la planta de arriba, la podría haber usado si su fin hubiera sido suicidarse, y más si por su carácter no era temperamental...
-  Si… no sé… no puedo decirle, todo esto me supera y me resulta todo tan extraño ahora…

En ese momento entró Richard con su habitual paso firme y enérgico.
- Richard, le estaba sugiriendo que quizá no fuera un suicidio…
- Bueno Claire… emm.. creo que todavía es demasiado pronto para poder decir algo al respecto, ¿no es cierto?- respondió prudentemente y enarcando disimuladamente las cejas a modo de reproche, pensando: es una gran observadora, quizá en el futuro una gran profesional, pero se nota que todavía le falta muucho que recorrer, ¡Ay, la juventud! Que tiempos aquellos, bueno la juventud se cura con el tiempo - ¿nos vamos, querida? - Por cierto ... una cosa más… ¿reconoce este pendiente como suyo? - dijo mostrándole en su palma un pendiente pequeño y redondo de ópalo oscuro.
- No, ciertamente le puedo decir que no lo había visto jamás, ni me pertenece, puede comprobarlo, si quiere, mirando mi joyero, por si encontrara el otro - respondió Iliana con seguridad.

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22 oct 2008

Intermezzo gastronómico

Murcia song

Y me comí la palmera
regurgitándola
me comí los árboles
sus ramas
sus niñas enanas
bebí del río fangoso
masqué sus peces
a sus habitantes
y como giganta
de carne envenenada
de corazón leproso
me deshice
desgastada
pues lo comí todo
y no encontré
sustancia de ti
ni de tus pliegues de pájaro
memoricé
tu huella
no te ví
filtrado
regurgitado
en nada
de lo que escupí.

19 oct 2008

ESCÁNDALO EN LA CAMPIÑA MURCIANA - II -



Resumen Capítulo I:
Aparece un cadáver con un tiro en la cabeza, es un hombre rico de la zona, vivía en una zona de una residencial inglesa en Murcia, lo encontró una rumana que vivía con él, llamó a la policía. Como los policías locales no están acostumbrados a las cosas raras, han llamado a un antiguo policía inglés jubilado vecino de la zona, que fue con una amiga española muy sagaz, para que la interroguen.

CAPÍTULO SEGUNDO

A pie de las grandes escaleras de mármol había una estancia amplia y confortable. Una biblioteca amplia de muebles modernos imitando estilos antiguos y escalerita móvil para acceder a las estanterías superiores.

Al fondo del salón una chimenea, con un gran cuadro abstracto encima, enfrente de ella un par de butacas anchas, un amplio sofá de tres cuerpos estilo otomano, y una mecedora antigua. El suelo es áspero de pizarra gris, sólo alfombrado en la zona de lectura, en medio de todos los sillones. Sin duda el antiguo dueño tenía un gusto ciertamente ecléctico, pero no dejaba de haber cierta armonía en su conjunto.

En aquella estancia se hallaban dos personas.
Una, muy cerca de la chimenea, con las manos extendidas hacia el fuego. Era mujer rubia, joven, delgada, con aspecto serio y circunspecto, facciones finas y duras, de unos 26 o 27 años.
La otra más retirada, sentada en la butaca, era de más edad, aspecto rudo, grande, de facciones redondas y nariz chata, hablaba con voz fuerte en el momento que entraron todos en la estancia.
- ... Vaya que si. No sabe usté el soponcio que ma dao. 
Ende que te fuîte, no t'he vuerto a vê, hasta eta mañana que he venío, êlomá he salío, ehta noticias eh un sinvivî, me hierve la sangre soico pensá lo que li habrán hecho a ese zagá. Con lo güena persona que era y de güena familia que era su mare. Ay quin lo iba a dehîr. Paece que fué ayer cundo li ví vivico y coleando como los pollicos del corrá...
- ... Señores - respondió la muchacha levantándose enseguida y saludando levemente con la cabeza.
- Señorita Ileana Stoica, ¿cierto? – dijo Mr Fawkes adelantándose.
La chica asintió.
- Y Ud. Naturalmente debe ser la señora Fuensanta.
La señora asintió enérgicamente continuando la conversación anteriormente interrumpida:
- Santi mejó, todos me llaman asín. Pues como le iba diciendo a la Ileana, y pensá que esta mañana estaba yo enrevenía pensando en mi padre que está ingresao en la Arrixaca, que le metieron con una caló y una angustia asín en el pecho y resultó ser el colon, pero no el exploradó, eso del culo, ¿usté me entiende? y yo me pensé pues totá pá faltá por un día, pues tampoco se va a secá el arroyo, pus no tengo ná que hacé y pa como se presenta la mañana, pues vé si es menesté que me quede o si me puedo ir ya, que está el hombre solico y que mi madre está cá la huerta y tampoco sería güeno dejalos sólo mucho tiempo a los dó. Pues e quedao con ella esta tarde a las sái pá yudále a recoger la casa. La pobretica que tié los dedicos malos y…

-Desde luego comprendo, no se apure, ¿le importaría acompañar al señor Martínez a la cocina y contarle lo sucedido?.
Marcharon de la habitación, la señora hablando fuerte sin parar hasta que ya sólo se oyó un murmullo en la cocina.

- Buenos días, soy el señor Fawkes y estoy autorizado a hacerle una serie de preguntas para investigar lo ocurrido, espero que no le importe. Le agradecería me dijera todo lo que pudiera saber respecto a este desagradable asunto.
- No se preocupe, desde luego.
Su mirada serena, fría e inquisidora era desconcertante hasta para un tipo del norte como Richard, acostumbrado a caracteres más cerrados y huraños.
- Llegué esta mañana pasadas las diez y media, ésa vaca gorda y cotilla todavía no había llegado, tampoco es que me extrañara mucho, incumple su horario reiteradamente, aunque debía de haber empezado a las nueve, se habrá dado cuenta que la gente de aquí es ciertamente muy impuntual, aunque ésta concretamente se lleva la palma.
- ¿La tienen contratada desde hace mucho?.
- No más de un mes, pero ya sabe cómo es el servicio en las ciudades de provincias, no están acostumbradas al lujo, y en cuanto ven algo que les parece caro, se lo meten y listo, tienen los dedos muy sueltos, igual que la lengua. Ya hemos despedido a varias por ese motivo. Bajé del taxi y entré en casa, al ver que no había llegado esta señora que no me acuerdo ni como se llama, subí a mi habitación a deshacer la maleta.
No sabía si estaba Pepe Luis. Así que pasé a comprobarlo y me encontré con la puerta cerrada, llamé varias veces golpeando la puerta y llamándole, es raro, no suele encerrarse, es un hombre al que no le gustan las puertas cerradas, dice… decía que parecía que quisieran encerrar secretos.
Así que bajé a por el bolso, cogí el móvil y llamé a la policía.

- Discúlpeme si le hago una pregunta- irrumpió la señorita Villaluenga rápidamente - ¿no pensó que pasaba algo raro si normalmente no estaba cerrada? ¿Intentar abrirla con la ayuda del taxista o tirarla abajo con una silla, por ejemplo?
De repente reparó en ella, la miró de arriba abajo, midiéndose como hacen las personas que están acostumbradas a haber tenido encuentros difíciles y vidas nada regaladas, sus ojos grises verdosos se clavaron fríos como el témpano y reparó sin inmutarse:
- Consideré lo mas correcto hacer lo que hice, y por eso lo hice. Naturalmente no parecía ser una situación corriente.
-¿No hubiera sido posible que estuviera descansando profundamente? ¿O en la ducha?
- Le he dicho a su amigo, que jamás cerraba la puerta, por lo menos, no habitualmente.
Precisó de manera cortante.
- Es una puerta con llave, hoy en día no es habitual que las puertas contengan cerradura. ¿Se le ocurrió mirar por casualidad si podía ver algo?- añadió Richard.
- Pepe Luis era un hombre libre, le gustaba viajar por el mundo, coleccionar amantes, coches, curiosidades y objetos antiguos, quizá viera demasiadas películas de Indiana Jones, no lo sé. Pero no se me ocurrió asomarme por la cerradura porque se supone que si estaba cerrada es porque estaría la llave puesta.

Su mirada rubia y angelical sostuvo fríamente durante un breve y largo tiempo la mirada fija de Mr. Fawkes. Claire se sonrió.
- Me han dicho que es de procedencia rumana, ¿es cierto?¿ Sabía acaso que su amigo poseía una pistola automática?
- Si, no creo que sea importante el origen de mi nacimiento, y si, sabía que tenía al menos una pistola, una de las muchas excentricidades que compraría en alguna parte del mundo, quizá un recuerdo de alguno de sus viajes, la guardaba cerca de su cama creo recordar.

Hubo un largo silencio.
- ¿Notó en algún momento que su amigo pareciera preocupado, estuviera deprimido o enfadado por algún motivo? quizá tenía algún enemigo o enemistad particular ¿sabe si disponía de licencia de armas? ¿si padecía alguna enfermedad incurable o dolorosa?
- No, con respecto a la licencia, supongo que la tendría, no lo sé.
- Señorita Stoica, le agradecería que fuera más precisa, estamos intentando esclarecer las causas de la muerte de su amigo, ¿podría decirnos todo lo que sabe acreca de su amigo y su relación con él?- añadió levemente irritada Claire Villaluenga.

- Bien, conocí a Jose Luis Salcedo de los Ciervos y Andrade hará unos cinco años en una corrida de toros en homenaje y despedida a un torero muy conocido de aquí, nos presentó una amiga común. Entonces estaba recién enviudado de su última esposa. Acababa de llegar de uno de sus viajes, para poder tomarse un tiempo para reflexionar sobre su vida.
Acaba de llegar a la ciudad y vivía con ésta amiga, que próximamente se iba a casar, yo necesitaba un sitio para vivir y él, acostumbrado a vivir en pareja, no podía vivir solo. La ausencia de alguien en su casa le mataba. Pensamos que sería bueno para los dos y nos llevaríamos bien; siendo ambos tan independientes, cada uno tenía su círculo de amigos. Él era más abierto que yo, y por su posición pública en Murcia, estaba siempre rodeado de gente. Mis amigos son de otro estilo, más contemporáneos y artísticos. Probablemente es mejor así, tenemos mucho carácter y no es fácil compartir círculos con gente como nosotros, somos territoriales pero respetábamos nuestro espacio.
- ¿Sabía algo de su vida antes de conocerlo? – dijo Richard.
- No mucho, sé por nuestra amiga común que tuvo dos o tres esposas, que no tuvo hijos, o tuvo un aborto o algo así, no recuerdo muy bien, que su última mujer murió que tuvo muchas novias, y creo que se ha prometido de nuevo con alguna otra rica hacendada que conoció hace un año, le hablo de oídas porque tampoco estoy segura, ya le dije que no le gustaba vivir solo. Sé que su familia era un apellido importante por aquí. Pero él nunca me habló de su vida, y yo tampoco se lo pregunté.
- ¿Sabe cuánto tiempo llevaban prometidos? ¿Si tuvieran alguna pelea?
- Creo que oí hablar de ella oficialmente hace un par de meses o tres, no lo sé, era un hombre juerguista y muy promiscuo, pero no dado a enfadarse, si estuviera saliendo con alguna le aguantaría que le tiraran algo a la cabeza por celos con una sonrisa conciliadora. Él era así.
- ¿Cuándo fue la última vez que lo vio? – preguntó Claire.
- El viernes 10 de octubre, antes de que me fuera de puente por el día de la Hispanidad, creo quedaría con su novia, supongo.
- ¿Le importaría decirnos dónde estuvo, el nombre de sus acompañantes y lo que hizo, por favor? Perdóneme las molestias, pero comprenderá que necesitamos tener y comprobar la mayor información posible.
- Claro, no hay problema, no se preocupe.
Estuve en el Cabo de Gata, con Marieta y su marido Ricardo, luego si lo desea le doy sus teléfonos y apellidos completos.
- Entonces marchó de la casa de ellos esta mañana, debió de salir temprano ¿no es cierto? 
- Si, Ricardo me acercó en coche hasta el autobús y después cogí un taxi, escogí el autobús porque tiene mayor amplitud horaria en esa zona, no pudo traerme porque tenían que trabajar muy temprano- sus respuestas eran rápidas, firmes y claras.

- Comprendo.
- Una pregunta más y espero no importunarle durante más tiempo- añadió apresuradamente Claire.
- ¿Conocía usted a la prometida de su amigo?, y si la llegó a conocer, ¿qué opinión tiene de ella?.
- ¿Importa? ¿Tengo que contestar a eso?
- Hombre, no tiene que hacerlo, es simple curiosidad, pero me gustaría conocer su opinión, si no le molesta, claro - la señorita Stoica reflexionó un momento.
- Bueno, en principio es la típica niña de papá que se hizo mayor y aún no se ha casado, de familia adinerada, ambicionará un matrimonio para abrirse camino entre las “mujeres de” como ella, la típica que va a montar a caballo después de dejar a sus hijos en el colegio de pago y tomarse un café e el club de tenis con las amigas. Una persona artificial y vulgar del montón de las ricas recauchutadas que abundan por aquí.
- Ésos son defectos graves- replicó asombrada y divertida Claire.
- ¿Usted cree? No por aquí, tal vez lo sean para ustedes. Pero Pepe Luis jamás los habría notado, eran su gente y se crió en ese mundo. Quizá era demasiado carismático para ellos, y ni siquiera creo que se diera cuenta de eso.
- ¿Quería usted a su amigo?
- Si. Él hizo sin conocerme de nada, lo que muchos amigos de toda la vida jamás hicieron: confiar en mí. Me alegré que fuera feliz, siempre lo es. Se rodeada de gente de todo tipo, no sólo como él, por lo que tenía gente que le quería por todas partes y ayudaba a los que podía sin que se enterara nadie.
- ¿Sabe quien heredará su patrimonio?
- No lo sé. Ni siquiera si hizo testamento, podría ser cualquiera, era imprevisible y tenía una naturaleza sencilla y adorable - por primera vez, su dura voz se quebró ligeramente.
- Resumiendo: su amigo era un hombre joven de buena familia, rico, viajero, superó una muerte cercana pero ahora está prometido, con un noviazgo feliz y sin aparentes motivos para suicidarse y quitarse la vida. ¿Es así?
- Sí.

En ese momento, salieron los dos de la estancia, dejando a Iliana sumida en sus pensamientos con las manos adelantadas de nuevo hacia a chimenea.


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16 oct 2008

PREMIO NAVEGANTE DEL MAR DE PAPEL



Me llena de orgullo y satisfacción el primer premio que tengo, sobretodo porque ha sido compartido en buena compañía, por un Faro de tierras hermanas y lejanas, gracias a un murciano viajero, que vive en tierras allende la mar y exquisito gusto, por lo menos en cuanto al cine se refiere, al que estoy convencida que lleva un trocito de esta tierra en su corazón:
¡Maestro, va por usted!

Y le brindo una comida típica de su tierra, de gentes agradecidas y curtidas y de desconocidos marineros.
De Cortos Malteses con barcos inundados de trozos desmemoriados, botellas de mensajes invisibles, de almas embetunadas, propias, ajenas e inaccesibles.

Brindo con un Casa de la Ermita, un atún de hijá, hueva y mojama con unas almendricas fritas, unas marineras, unos caballitos de mar, un aperitivo de habicas frescas de forraje para hacer sitio, ensalada murciana, un arroz con caracoles y pimientos: serranas y boquinegras, o mejor un caldero murciano: exquisito y desconocido arroz caldoso inventado en los pueblos de pescadores, hervido sobre tres palos con pescados del Mar Menor y Mar Mayor, de postre paparajote y un café de puchero al que se le ha echado previamente unas gotas de anís, por eso de que refresque en la fosca en el golpe de la siesta.

http://www.chirigoterosmolina.com/publicidad/gugelenpanocho.htm3

Ahora un poema en dialecto Panocho seleccionado de un murciano que adora su tierra (panocha= mazorca de maíz):
"Es una lengua mestiza nacida de la repoblación, es una mezcla de catalán, navarroaragonés y castellano, hablada en zonas importantes de Andalucía, sur de Albacete, Murcia y Alicante, es una de las lenguas más desprestigiadas en la península, y desconocidas, su desaparición comenzó en la década de los 60 con la implantación de la escuela pública para todo el mundo, esto la llevó a su situación de desprestigio por su diferencia con el castellano hablado tanto por gente del norte como de andaluces de otras zonas." (Sic)
http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=1990&pagina=2
http://www.celtiberia.net/
Ésta es una página de gentes interesadas en temas de Historia Antigua de la península ibérica.


Devolvamos la dignidad a los que les quitaron el don de la palabra popular, que ni es más lista ni más tonta que las demás, sólo tiene su propia personalidad de raíces humildes.

CREADOR DE PALABRAS

"Yo con mi palabra briego y doy forma,
avivo el alma y todo lo que importa,
resquebrajando la mala conciencia
inflamo de faenas a la indolencia.

Deseado y objeto de la impaciencia
discurro por lares impenetrables,
infranqueables valles y virginales
y desautorizo a toda aquiescencia.

Me capuzo en la loca adolescencia,
mato la homogeneidad de mi lengua,
no concedo el respiro ni la tregua
y a la academia insulta mi presencia.

Yo con mi voz machaco tu tímpano,
abro el camino a tu ser indómito,
indisociable mi voz y mi grito,
contigo me hago fuerte y siempre gano."

Éste poema no es mío, lo publico porque me impactó el dolor sentido de uno que ama su tierra y ve como su lengua e identidad está a ras de suelo, y me gustaría que se conociera lejos de su fronteras invisibles.
Si el autor lo considera, no tengo inconveniente ninguno en quitarlo, si lo estima oportuno.

Saludos
y ...
¡Gracias Luis!
un premio muy bonito
de mar y barcos,
ni más ni menos.

Nos encontramos pues
en tierras de gatas españolas, o
en el Faro del Fin del Mundo

13 oct 2008

ESCÁNDALO EN LA CAMPIÑA MURCIANA - I - 2ª parte


CAPÍTULO PRIMERO
Segunda Parte

Claire llegó casi al mismo tiempo que Richard, la casa estaba situada en el vecindario de los Dimbleby, una zona residencial rodeada de jardines llamada comúnmente “Pineforest”, un enclave privilegiado a diez minutos de coche, tanto hacia el mar, como hacia el monte o a la ciudad de Murcia capital.

Era evidente que la noticia había corrido como la pólvora pues una nube de periodistas locales, nacionales, sensacionalistas  y vecinos atestaban la casa, todos con cara de asombro y preocupación, pues era una zona de corriente tranquila donde no era fácil encontrarse noticias como estas.
Unos policías de uniforme estaban en la entrada apostados para contener a los curiosos y los chiquillos intentaban colarse curioseando con la boca abierta.
En cuanto Richard bajó del coche un subinspector de policía le dio la bienvenida cambiando su gesto y levantando las cejas, momento en el que los fotógrafos al ver la novedad se abalanzaron sobre el señor Fawkes al verle descender del coche.
- Lo siento señores, ahora no puedo decirles nada, pues nada he visto y nada sé - cortó secamente Richard, cogiendo raudo a Claire del brazo e introduciéndola rápidamente en el interior de la casa, la puerta se cerró tras ellos encontrándose ante una escalera parecida a la de los barcos.

El inspector Martínez asomó la cabeza y reconociéndolo dijo:
- Es aquí arriba señor Fawkes.
Subieron la escalerilla y el hombre que se asomó les abrió una puerta y les hizo pasar a un gran dormitorio de cama doselada.
- Querido amigo – repuso el inspector jefe - pensé que dada su dilatada experiencia en su antigua profesión, debería consultarle éste caso, pues es extraña esta situación para nosotros, esta es una zona pequeña y no estamos acostumbrados a sucesos de tales dimensiones. Pensé que le agradaría conocer los datos más importantes Richard. Por cierto, ¿es mucha molestia preguntarle quién es la dama que le acompaña? Compréndame no es simple cortesía, la prudencia en estos casos es indispensable.
- Oh! En absoluto Antonio, agradezco su sinceridad. Ésta que me acompaña no es ni más ni menos que mis ojos, una amiga y estupenda observadora que será indispensable para la realización de nuestra colaboración, si le parece bien.
- Bueno, confío en su profesionalidad, si es de su confianza también lo será de la mía.
El inspector Martínez retomó la palabra:
- El difunto es el señor Don Jose Luis Salcedo de los Ciervos, el hijo y heredero de un ilustre hacendado de la región, con varios negocios de exportación hortofrutícola, una flota de camiones- traileres que recorren media Europa y una red conservera de envasados al vacío a nivel internacional.
- Bien, bien, déme más datos del difunto.
- Vivía aquí con una amiga… la señorita Ileana Stoica. La señorita Stoica estaba de compras y regresó esta mañana. Abrió con su propia llave y le sorprendió no encontrarse a nadie, a las nueve suele venir una mujer de la limpieza , por lo general. Subió primero a su habitación, que es ésta, y luego fue a la de su amigo que está al otro lado del descansillo. Al parecer la puerta estaba cerrada por dentro. Llamó y golpeó lapuerta en repetidas ocasiones y al no recibir respuesta, preocupada llamó a la policía. Eso fue a las 10.45. Vinimos enseguida y forzamos la puerta hasta que pudimos entrar, entonces nos encontramos al Sr. Salcedo tendido en el suelo con un balazo en la cabeza, en la mano tenía una pistola automática Walter calibre 22 y… aparentemente se trata de un caso de suicidio.
- ¿Dónde está la señorita Stoica?- repuso Miss Villaluenga.
- Abajo en el salón- dijo Martínez- una joven rubia, seria, fría y eficiente con mucho sentido práctico de la vida, un verdadero encanto.
- Si me permite Antonio, luego me gustaría intercambiar unas palabras con ella. ¿Le parece?
- Desde luego Señor Fawkes, Ud es una referencia para nosotros, no podría ni debería impedírselo.
Atravesaron el amplio pasillo de madera de barco, adornado con grandes plantas y esculturas alternadas, hasta llegar a la otra habitación. Donde les recibió un hombre bajito, un poco robusto y de cierta edad.
- Buenos días, me alegra veros por aquí - el médico forense no parecía alterado por la situación, sino más bien resignado a la cruel atrocidad del ser humano y sus designios- este caso es raro, o al menos muy curioso.

Mientras Richard y el médico observaban el cadáver, Claire Villaluenga caminó despacio por la habitación observando detenidamente la sensación que le producían las cosas que miraban sus ojos.
Evidentemente era una habitación bastante más grande de la que acababan de abandonar, tenía un balcón generoso y de no ser dormitorio, podría fácilmente haber sido utilizado anteriormente como salón, o despacho de recepción.
Estaba suntuosamente adornado, quizá en demasía, muebles macizos de maderas exóticas: un armario de esquina, una armario pequeño funcional, un diván tapizado de piel  repleto de cojines del mismo tono, un escritorio antiguo mallorquín repleto de cajones con cierre redondo, una mesa de cristal con un gran cenicero de ónix repleto de colillas y unas elegantes sillas a juego de la misma madera. Olió el aire e inmediatamente después fue a encontrarse con los hombres que estaban contemplando el cadáver.

Era un hombre de aspecto impecable y facciones delicadas, apenas rozaba la cuarentena, no se reflejaba en su cara y expresión corporal que su vida hubiera sido tan intensa, más bien se le veia como apacible, como si todo hubiera ido llegando de casualidad y sólo se hubiera molestado en gestionarlo hábilmente sin demasiado esfuerzo. En el lado izquierdo de su cara se hallaba un masa de sangre ya coagulada. Estaba tendido en el suelo cerca de la mesa como si hubiera resbalado de una de las sillas. Los dedos de la mano estaban crispados sobre una pistola.

- Bueno Richard,¿cómo lo ve?- dijo Luis Cano García, uno de los más conocidos en su especialidad.
- En principio y a simple vista, no hay nada que ciertamente pudiera impedir que fuera un suicidio.
- ¿Entonces qué es lo que me ha llamado la atención?
- La posición es correcta, la puerta y la ventana estaban cerradas , no lo sé todo parece en orden.
- Bien, echen una mirada a la pistola, verán lo que quiero decir.
Claire y Richard se arrodillaron y descubrieron la preocupación del señor Cano, efectivamente la pistola está en la mano, y parece que la sostiene, pero no es así.
- Como habrán descubierto la pistola está en la mano derecha, el arma fue colocada junto a la cabeza encima de la oreja izquierda ¿se han fijado? Aunque hubiera colocado el brazo en esa posición hubiera sido imposible disparar.
- Bueno, entonces es evidente que alguien lo mató e intentó que pareciese un suicidio, pero ¿cómo es posible que la puerta y la ventana estuvieran cerradas? – preguntó Richard.
El Inspector Martínez le contestó rápidamente a la pregunta:
- La ventana estaba cerrada por dentro, la puerta estaba cerrada también, pero no hemos conseguido encontrar la llave.
- Bueno es un detalle que pudo pasar inadvertido. La puerta está cerrada, se abre por la fuerza, se encuentra a un hombre con una pistola en la mano, un caso claro de suicidio, se encerró , se mató, no hay porqué buscar la llave, la policía abrió la puerta y ya está.
- ¿Hay algo que le llame la atención Claire? La veo muy interesada en el cadáver- preguntó el señor Cano.
- El caso es que estaba mirando su reloj, me parece una joya antigua muy poco común hoy en día, es una suerte recibir un legado así- lo decía mientras observaba el reloj en la muñeca de la mano que sostenía la pistola- es muy bonito, debió costar una fortuna.
- ¿Le sugiere alguna cosa?- respondió Richard.
- Ahora mismo no estoy segura, pero es posible, si... – se dirigió al escritorio, lo abrió bajando la tapa delantera redondeada, el interior estaba ordenado perfectamente haciendo juego con la decoración de la habitación, sólo que los instrumentos eran antiguos de escritura, en plata: pluma de ave, secador, tintero, cortaplumas, lacre y sellos, sólo estaban de adorno al no estar manchados de tinta ni de lacre, el cortaplumas sí parecía haber sido utilizado.

- Domingo 12 de octubre. El calendario lleva la fecha de ayer- apuntó Richard - ¿cuánto tiempo lleva muerto Doctor?
- Lo mataron sobre las 11 de la noche de ayer, una hora más o menos.
- ¿Qué hora pone en el reloj del cadáver?- preguntó Richard al doctor.
Claire respondió rápidamente:
- El reloj está parado a las cuatro y cuarto, y supongo que no pudo ser asesinado a esa hora.
- Supone bien amiga.

Claire siguió observando detenidamente el antiguo escritorio de nuevo, esta vez con más detalle, el secante estaba sin estrenar, las hojas blancas inmaculadas, la papelera tenía dos o tres cartas cortadas por la mitad, y dos o tres anuncios publicitarios, así que ni le resultó difícil reconstruirlas: una petición de donativo para una ONG, una invitación para acudir al lanzamiento de una nueva marca comercial y una factura de la tintorería. Los anuncios eran de una tienda de pieles de lujo, de un complejo residencial de unos resort de golf y un catálogo de compra de unos grandes almacenes.

-¿No es extraño que no haya dejado una nota de suicidio? Es lo más corriente en estos casos.
- Exacto, una prueba más de que no fue un suicidio- se apresuró a comentar el inspector. Se dirigió a la puerta:
- Será mejor que mis hombres se pongan a trabajar y el doctor siga haciendo su trabajo. Además debo hablar con la señorita Stoica, ¿me acompañan?
Claire seguía mirando pensativa el escritorio y su contenido.
Sus ojos antes de salir se volvieron para mirar la flamante pluma de pavo real que destellaba en la habitación con su presencia.


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10 oct 2008

ESCÁNDALO EN LA CAMPIÑA MURCIANA - I - 1ª Parte


CAPÍTULO PRIMERO
Primera parte

¿Le recogemos los limoneros o le podamos el seto, señor?...
Un capataz de mediana edad, manos zafias, callosas y cara tiznada sonrió a Mr. Dimbleby, con aire cansado y tono suplicante, a través de la valla de la puerta del jardín.
- Cariño, ni pensarlo – exclamó Mis Dimbleby, susurrándole discretamente con la mirada clavada en él – y además escucha bien, no quiero que esta gente ronde por casa.
- Lo siento caballeros, creo que éste no es un buen momento.
El resignado hombre, comprobando la nula aceptación de sus servicios, emprendió la retirada con su cuadrilla, al cerrar la puerta del jardín, dijo sin miramientos:
- ¡Cagondió! Si ya te lo dije yo Asensio, éstos guiris están apollonaos.
Y Asensio, que aún siendo más joven que él, el señor le dio la gracia de la razón sin el trámite del enfrentamiento, además de arrobas de prudencia, respondió:
- Te lo dije yo, cuñao, están enciscaos con sus propios mandaos. Ámonos cá la Juani, que nos tiene preparaos unos caldicos con pelotas, para engañar al estómago, que ya no son horas de andar pá fuera la calle, después la panzá andar que nos hemos metío buscando pésoles que echar pá la saca, que son tiempos jodíos y estámos ya baldaos. Ámos anda a nuestra casa que ya está todo bien andao. Y en las lejas nos hemos dejao apañaos un puñao de habicas tiernas y un vinico jumillano, pa el aperitivo. Que hace ya hambre y mucho rato que no hemos comío ná, y ya quedó bien lejos el almuerzo.
La cuadrilla marchó calle abajo, cantando en sus mentes aquello de “Mal dolor te dé el demonio” con eso de que en tiempos difíciles, tampoco estaban por los estiramientos y sobriedades de los ingleses residentes en las urbanizaciones privadas de la zona.

El vecino y amigo de los Dimbleby, Richard Fawkes, allí presente, era un hombre menudo, de cierta edad, cabeza redonda como una sandía, y cejas enarcando unos ojos de huevo, que le daban un aire circunspecto de perenne perplejidad, firmados por un ridículo bigotillo rubio, ya pasado de moda en los tiempos que corren.
- ¡Muy bien Graham! – comentó - ha sido fiel a sus principios. ¡Le felicito!
-¡El día de la Hispanidad, la gente tiene mucho tiempo libre, es un buen pretexto para buscar trabajos de campo de cuadrillas por las huertas y jardines! Muy propio de los españoles ¿no cree?, no respetar ni sus propias tradiciones.
- Discrepo de su opinión, éstas tradiciones son universalmente interesantes – repuso la señorita Villaluenga, no en vano aún teniendo una educación inglesa, era española de nacimiento - se siguen celebrando mucho tiempo después de que hayan olvidado lo que conmemoran y a quién lo hacen, un pretexto excelente para recuperar lo que representa. Quizá esta gente tenga cosas más prioritarias en las que pensar.
El señor Fawkes estuvo de acuerdo.
Repuso Mr. Dimbleby.
- Aún así, supongo que la mayoría de ellos ignora realmente lo que representa, y dudo que tengan la más mínima curiosidad sobre sus orígenes.
- Bueno señores, creo que es hora de marcharnos, realmente querida ha sido un placer, su puddding estaba realmente delicioso. Ciertamente muchas personas dirían que es usted un referente excelente de la gastronomía británica en esta Región. Sí señor.
- Oh Richard, usted siempre tan galanteador, va a hacerme sonrojar.
Querida, venga cuando desee, ya sabe que en esta casa siempre habrá una taza de té para una compañía tan deliciosa como la suya.

Dejaron la casa de los Dimbleby, adentrándose en la calle principal y en la relativa tranquilidad de sus hermosos jardines, que circundaban una suerte de casas unifamiliares de piedra y madera, de un bonito estilo antiguo y colonial. 
Rodearon la zona residencial dando un paseo en dirección a la casa de Claire.
Mientras caminaban, oían de vez en cuando las detonaciones de los petardos y los cohetes, servidos por el concejo de fiestas local de la pedanía, que seguían estallando mientras una lluvia de colores inundaba periódicamente el cielo.
- Mmm, Vaya. Sería una estupenda noche para robar o asesinar a alguien, ¿no cree?
Observó Mr. Fawkes con interés profesional, no en vano había sido inspector de policía, abandonando sus estudios de medicina para seguir la misma profesión de su padre, y ejerció durante muchos años en su tierra natal, Leicester – en una noche como esta , las gentes están entretenidas, nadie atendería la puerta principal ni escucharía un disparo.
- Vaya, es cierto, siempre me ha extrañado que los criminales no aprovechen este tipo de circunstancias- comentó Claire Villaluenga.
- ¿Sabe una cosa Claire? Me parece tan exquisitamente observadora, que algunas veces desearía poder ver que usted cometiese un crimen, aunque fuera para ver cómo lo haría.
- Oh por Diós, no diga eso. Además querido, si cometiera un crimen usted sería el último en saberlo, ni siquiera sospecharía que habría sido yo.
- Pues me pica la curiosidad de saber cómo conseguiría engañarme, pero no dejo de pensar que considerar que no pudiera descubrirla es de orgullosa extremo, ¿no cree?.
Eso la hace más interesante y misteriosa. No me extraña que los caballeros tengan miedo y fascinación de usted.
Añadió en tono indulgente y piropeador.
- Créame si le digo que no es tan difícil, los criminales suelen pecar de un exceso de desconfianza, que antes o después termina por traicionarlos.
- Bueno querida, ya hemos llegado. Que tenga una buena noche y espero poder verla en breve, pues ha sido una velada muy agradable. 


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A la mañana siguiente sonó el teléfono de Claire Villaluenga.
-¿Diga?
- ¿Miss Villaluenga?
- Si, soy yo ¿qué desea?
- Le habla Richard ¿recuerda que ayer noche la acompañé a su casa, y que hablamos de lo sencillo que resultaría matar a una persona en medio de ésas circunstancias?
- Desde luego.
- Pues bien, ha ocurrido algo, ha habido un extraño suicidio en la zona residencial, cerca de la casa de los Dimbleby. Se trata de un hacendado rico murciano de la zona, casado tres veces y viudo la última de ellas. Hay algo raro en todo esto. ¿Le gustaría acompañarme?
- Perdóneme Richard, tengo una pregunta. ¿Es corriente aquí enviarle a Ud. ya retirado a este tipo de eventualidades? 
- Como siempre querida amiga es Ud. muy sagaz. No… no es habitual, pero el médico forense que investiga el caso es amigo mío, y me ha pedido mi opinión al respecto, habida cuenta los años de experiencia que tengo sobre mis espaldas, pues no se fía mucho tampoco de la policía local, al ser un tipo muy poderoso en la provincia, necesita un observador más imparcial. Entonces ¿me acompaña?
- Por supuesto, amigo mío. No me perdería una ocasión semejante por nada del mundo.


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8 oct 2008

My own private idaho trailer

El día que vi esta película en el cine Ideal, casi recién inaugurado,
algo dentro de mi hizo click
y me relación con el cine cambió para siempre.
Me di cuanta que cualquier cosa que se te pasara por la cabeza
CUALQUIER COSA
sepodía realizar, por surrealista o extraa que pareceiera.
Sólo tiempo después me di cuenta que el cine es algo sólo para ricos snobs y aburridos, de los que algunos, en todo el mundo, salían buenos.
Los demás sólo tenímos papel para escribir, el 2D del boli, hacía ridículas tus imágenes en la cabeza,
y la pared en blanco
para soñar las películas que querrías grabar en la memoria del tiempo, esa esclavitud invisible, que un día descubres, que puede ir hacia adelante y hacia atrás, como en una película.
Y que cuando piensas que se ha terminado, descubres que sólo era el fin de la primera parte, de muchas partes de muchas películas que se cruzan dividas en fragmentos de tiempo aleatorios.
Que tus fragmentos, pueden estar al principio, al medio o al final de otras películas.
Soy mi propios personajes principal (y entre ellos tooodas sus evoluciones e involuciones) y soy 2.000 veces secundaria, a veces figurante, con algunas aportaciones extras importantes a otras películas, donde he rodado grandes escenas, con pocos espectadores, una lástima.
En fin, divagaciones y permutaciones de un día nublado.