"¡Muestra! ¡Muestra! ¡No cuentes!"
Línea de diálogo de King Lear, Jean-Luc Godard, 1987, puesta en boca del Profesor Pluggy, interpretado por el mismo Godard.
Cartas de amor a nadie.
Cuando estuve encerrada casi diez años por celos, herencias y rencores familiares, escribí muchas cartas.
Cartas mentales, cartas de papel invisible y a veces visibles encriptadamente, burlando la "seguridad" de la cárcel inaudita, escritos para un solo lector imaginado, mi abuelo fallecido, el "capitán de barco", el único que podía haberme protegido, el Héroe de guerra con cuatro medallas al valor, ya fallecido, el único que me había amado, cartas perdidas en alguna de las mudanzas de peregrinaje en busca de la supervivencia en el mundo real, imaginé muchas películas, muchos guiones, muchas vidas, muchos cuentos, muchos papeles, muchas personalidades, luchando contra la locura, contra la pesadez del cuerpecito fatigado, mientras trabajaba gratuitamente haciendo giras teatrales por España, donde ganaba mucho dinero, dinero que jamás llegaba a mi propio beneficio ni al de las mujeres de mi familia, comíamos tortitas de harina con sal, cocinadas en un infiernillo, pesaba 20 kilos menos del peso que debería tener a mi edad, y con nuestros 30 kilos llevábamos 6 altavoces profesionales de 60 kilos, entre mi hermana y yo, montaba el cableado, las pesadas estructuras de madera, los tornillos, el equipo de música, los hilos de los personajes de cartón, la parodia de nosotros mismos.
“Cosas de antes” dicen, bien, no es cierto, siempre ha habido y siempre habrá gente encerrada (sólo hay que asomarse a la calle y ver cuán frágil es esa barrera invisible que separa la vida de la pseudovida, los expulsados, los "leprosos", como decía bien Teresa de Calcuta, no hace falta irse a la India para ayudar, o ayudarse en los otros, los espejos de nuestro mal, añadiría yo).
Cárceles visibles o invisibles que acallan el silencio de los poderosos, flagrantes injusticias, que muchos saben y todos acallan, porque como buena costumbre española, del inconsciente colectivo heredero de la Inquisición en España, es la costumbre de posicionarse siempre con el ganador, con el verdugo, la política del miedo colectivo, es decir contra aquellos que normalmente sólo tiene una cosa, la verdad, los ojos, oídos, y la temible boca, la honestidad brutal de la vida de fatiga, es decir, los niños, los pobres, los depredados, los genios, los locos, los borrachos, las muñecas rotas, la gente que no está inclusa en las normas implícitas y asumidas por la “ sociedad standard” que les tocó vivir en su momento, es decir, las reglas de la mentira, ésos son los reprimidos, los que pueden hundir la fragilidad del clamor del miedo, la atalaya desde la cual unos cuantos poderosos, dirigen a todos, sabiendo que sólo el miedo los retiene, mientras en las cloacas, acallados en su verdad, están silenciados, los que vieron el otro lado de las frágiles estructuras del castillo de naipes de cristal.
En ésas veladas de eterna incertidumbre, siempre pensé que cuando fuera mayor (el tiempo imparable avanza, y yo sabía que era en mi propio beneficio, legalmente antes o después no podrían retenerme por más tiempo, y entonces recuperaría mi pasado precipitadamente, un pasado no vivido en vida, sino más bien en muerte, esperando la resurección en mi vida), la única manera de poder justiciar a los carceleros de la hipocresía, la podredumbre, era estar al mismo nivel que ellos, envenenarse, mentirse, venderse, acorazarse y convertirse en ellos, a ésas alturas, muchos de los que llegaron, olvidaron quiénes fueron, y muertos de vergüenza, jamás revelaron su auténtico origen (como muchos oficiales nazis, que jamás revelaron su pasado judío, siendo especialmente insensibles con éstos), lo curioso es que pasó teniendo una familia de abogados de estado, notarios, empresarios y gentes de porvenir, gente que vio en mi una amenaza en cuanto al “reparto de poder”, los cambios sociales que se estaban aviniendo, las mujeres empezaban a estudiar cosas nuevas que no eran enfermería ni biblioteconomía, y era conveniente cerrar bien los agujeros para que no se produjeran “sorpresas”, dando la educación exclusiva, a los mayores de la familia y dejar a las que podían tomar el relevo, en manos del hermano menor bohemio, que jamás fue un peligro por su falta de cabeza.
Encerrada por celos, puede parecer increíble, pero es más normal de lo que parece, de hecho la España profunda supura, y como antiguas burbujas, que terminan saliendo del fondo, reaparece esporádicamente, puntas ce iceberg de una realidad viva, que no por no mirada, está desaparecida, celos peterpanianos de complejos masculinos en familias poderosas, por una inusual madurez de una niña que tuvo que criar como bebé a su propia familia, inmadura, melodramática, guerra de egos y de talentos inusuales, en una España machista de una supuesta y liberadora Transición, en forma, que no en contenido, una liberación que siempre benefició a los mismos, exculpados de su propia intervención truculenta de un reciente pasado no reconocido, una puesta a cero de los que prefieren esconder su conciencia y comprar otra nueva, libre de pasado.
Una madurez precoz, una niña vieja, cosa que no es ningún mérito, pues el que está acostumbrado a encontrase sol@ a una edad muy temprana, no tiene más remedio que medrar sus ojos infantiles y hacerlos visibles, traduciendo la realidad para comprender su significado a palabras infantiles e intentar sobrevivir a él.
Pero a esas niñas abandonadas a su suerte, se hicieron mayores, y pasito a pasito consiguieron escapar del cruel destino de la calle, sin ayuda de nadie, sobreviviendo cada día un poquito. El caso es que una de ellas, las mas peligrosa, tuvo un hijo, un heredero “varón”, el mayor de la saga de los nietísimos del patriarca, un niño guapo y listo, del que ahora los mayores de la "Fammilia" se quieren acercar para poder “salvaguardar el honor del apellido”, echando pelillos a la mar, pero eso ya no será posible, sin dejar de denunciar a todas las víctimas invisibles que se quedaron en el camino, cuyas vidas fueron truncadas por intereses ajenos.
Ése dedo acusador y fuerte, les señalará sin pudor y sin nada que perder, destapando la podredumbre de una de las miles de familias que dirigen y/o habitan en este país, llena de historias sucias y oscuras, de trampas, de víctimas aisladas de innumerables injusticias.
No sólo una de ésas novelas que aparecen por las tardes en la televisión con un elaborado guión de buenos y malos. En la vida real, los buenos no son tan buenos y los malos no son tan malos, simplemente se rigen por reglas humanas, de odios, amores, rencores, envidias, celos, desamores y un sinfín de malentendidos e incomunicaciones.
¿Pero es ésto sólo un cuento? Podría ser, o podría ser que no, una historia que se terminará de escribir con el tiempo, y cuyo final está a punto de caer.
La voz de las gentes sin voz que no pudieron elegir ni hablar, acallados por el miedo y el olvido.
La conciencia conveniente, de panes convalecientes.
Bien, sólo puedo decir que la conveniencia no es precisamente mi fuerte.
Desnudando conciencias.
Me da que no es un cuento, además tiene pinta de tragedia.
ResponderEliminarEspero que no acabe así.
Besos.
Bueno, muchos podríamos formar parte de esa misma historia. Yo misma me siento identificada en varios de sus episodios...
ResponderEliminarInfancias tristes no deberían hacer madureces tristes... pero uno, a veces, se empeña en encerrarse en jaulas de oro. El miedo a ser dañado de nuevo hace que te escondas, que solo asomes el güito cuando es imprescindible...
Un beso, querida amiga
Natacha.
Un guión consciente. Hay un momento, siempre, en el que todo va mal.
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=cjHYdOjdFdM&feature=related
Las tragedias no siempre son tan malas, amplían la perspectiva de la vida poliédricamente, además hay una cosa que te acentúa: el sentido del humor en todas sus variantes.
ResponderEliminarDe hecho la felicidad es a la tristeza, lo que la vida a la muerte, hasta que no aprecias realmente las cualidades de una, no comprendes del todo el sentido de la otra, de repente todo se vuelve tridimensional, y te das cuenta que realmente no puedes disfrutar de la vida y la felicidad, hasta que no sabes el valor de la ausencia de ellas.
Simplemente te enseña a ser realista, y darte cuenta que la vida esta aquí, y son precisamente ésos privilegios, que no sabemos lo que tenemos hasta que lo padecemos.
Lo que hace sentirte consciente de que la paz es el período de entreguerras, la felicidad el período entre tristezas, cuando te ha correspondido demasiado porción de lo malo, sabes que te toca un enorme trozo positivo que nadie te puede arrebatar, por eso yo soy inmensamente feliz con mis pequeñas cosas (como decía Groucho Marx cínicamente: "Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…").
Hasta tal punto que he sorteado con habilidad las jaulas de oro, que engañosamente ciertas personas de dudosa moralidad, intentan ponerte, para comprar tu libertad (por cierto, no te creas que son rácanos hasta para eso) a costa del silencio de una mal entendida "comodidad".
Y llegado el punto, muchas gentes se sorprenden tiempo después que no te hayas dejado engatusar, por argumentos tan poco convincentes, para cuando quieren tu respeto, ya no se lo puedes tener, porque sabes que en el fondo son pobre gente miedosa, que traicionarían lo que hiciera falta para poder seguir "estando sin ver", de espaldas a la realidad.
Y créeme la imaginación es muy poderosa, ni los terribles tormentos son tales, ni las tragedias tan insondables, al final todo sigue su curso, las heridas se cierran y si eres honesta contigo misma, la felicidad a ésas alturas, es casi una obligación moral, porque en el fondo eres una afortunada de poder ser fiel a ti misma.
Eres libre, porque cada vez tienes menos miedo, y porque cada vez conoces mejor tus recursos, que nunca son pocos, y cómo utilizarlos.
Además siempre hay honrosos ejemplos a los que seguir (¡porqué siempre me gustarán los caminos más difíciles...! quizá ... porque soy una buena cabra rocosa).
Besos aceptados
jaja
Alamtina, tras leer tu comentario a tu propia entrada, nonecesito decir absolutamente nada más.
ResponderEliminarCuanto había pensado comentar lo has dicho tú.
Solo recalcar que efectivamente a las desgracias hay que ponernas una buena dosis de buen humor, de lo contrario te llevan por delante.
Ni te imaginas el humor que hemos tenía que inventar mi hija y yo para superar los últimos 4 años con algunas situaciones durísimas por medio.
Pues hoy es el día que recordamos más aquellos momentos kafkianos en los que el humor nos sacaba del pozo, que el propio pozo.
Un beso grande Almantina
Por cierto, ahora que me había puesto al día de la novel, vas y me la cortas... jajaj
En algún momento me senti reflejada en este escrito tan crudo..
ResponderEliminarMe ha gustado..
abrazos.
Pizarr
ResponderEliminarel capítulo IV está debajo, a lo mejor no lo has leído, pensando que es el anterior.
Bueno, las penas con pan son menos, si tienes la compañía de tu hija, ésos momentos fortalece lazos invisibles que el tiempo no podrá romper, y el humor está claro que hace relativiza todos los males.
Pier
me alegro.
El dolor es común
en muchas vidas,
por desgracia es más común
y más fácil de encontrar que el amor
que no es más que invertir la polaridad
de esa energía negativa, en algo para crear
en lugar que para destruir.
Saludos!
No creo que por mala que sea una situación me enterrara en vida.
ResponderEliminarEn todo caso, ¿qué hay de ficción en tu relato? Todo es bien real aunque esté novelado ¿a que sí?
Besos Almatina.
No me enterré en mi vida, ya lo hicieron ellos, mientras pudieron.
ResponderEliminarPero cuando pasas de criarte con una aya selvática en un casa colonial, tener servicio en casa, veranear en 1ª línea de playa, asistir de invitada con guantes blancos, asistir a yates y casas de lujo como hijísima de la cantante de ópera de moda,
a que no te dejen salir, ni hablar con nadie, ni ver la televisión, leer a escondidas con una linterna, no te compran libros ni cuadernos ni lápices para demostrarte que eres estúpida y jamás aprobarás (inexplicablemente memorizaba los textos diez minutos antes que empezara la clase, con los libros de mis compañeros, con lo cual salvo en Literatura que sacaba buenas notas,lo demás aprobaba por por los pelos) tus compañeros de clase te saludan desde la calle para darte apoyo, no tienes ropa, para que no huyas y te dan una cuerdecita para que no se te caigan los únicos pantalones, te mueres de frío y de hambre, cierran la despensa con un candado y han quitado la ducha de la casa, calentando una olla de cobre para poder bañarte, pues... no te entierras en vida, ya se encargan ellos, de que se reduzcan a la mínima expresión.
Ahí estás tu para no darte por vencida, pero está claro que luego, cuando ves ahora a los jovenzuelos mirándose el ombligo unos a otros, con caras bobaliconas, 0 inquietudes en la vida , sinceramente, me alegro de tener criterio y un poquitín de autocrítica para ver "mi otro lado de las cosas" y reservarme mi propia sensatez.
Además siempre fui muy consciente que yo no era responsable de eso (y mira que te lo intentan meter siempre), que era absolutamente circunstancial, ajeno a mí voluntad, y que antes o después, si mantenía los pies en el suelo, tendría que salir de ahí, es cuestión de tiempo, por el motivo que sea estás a merced de la corriente y tu obligación consiste en establecer las coordenadas, para poder volver y recordar que eso realmente existió.
Y eso es extrapolable al sufrimiento en general, porque se basa en los mismos mecanismos.
Por eso cuando leí mi primer libro sobre Matthaussen, las torturas psicológicas, cuando ves a Betancourt o a la niña austriaca encerrada, sabes y entiendes exactamente lo que han pasado, y lo difícil que es explicar ese pseudomundo fuera de sus invisibles fronteras, porque son la explicación lógica, el mecanismo de funcionamiento interno de la "maldad", producto de la descomposición del poder de los mediocres y cobardes sobre lo que temen y sobre los que pueden:
a los que sienten indefensos por alguna circunstancia (niños, mujeres sin independencia económica, gente caída, fuertes oponentes vencidos, a los que envidian su carisma, a los que desprecian por ser "diferentes", a los que les pueden descubrir), la mayor parte de ésas estratagemas reptilíneas se basan en el anonimato, la penumbra, el miedo, la codicia.
Y es tan fácil descubrirlos como destapar la tapa del pozo y que entre la luz, luz, así de sencillo.
La exposición pública.
Lo difícil es mantener la cordura y sobretodo la unidad, la mayor parte de la gente víctimas de injusticias procedentes de guerras pasadas, de encierros, de barbaridades varias, una vez abandonado el sufrimiento causante huyen, no vuelven; para rehacer sus heridas y no volver a mencionarlo jamás, pues se sienten culpables y sucios (eso es que de alguna manera manera ha echo mella el mensaje subliminal de que "se lo merecían" y eso se queda insertado en el disco duro).
De hecho ése es el error, descubres que el poder de denunciar y descubrir eso, es precisamente volver reconfortada y fortalecida, guardar las coordenadas en la memoria y a ser posible, tener algo físico, que te haga recordar que todo eso realmente pasó.
De hecho inexplicablemente siempre había gente exterior que de alguna manera me quería hacer las cosas más fáciles.
Eso te da a entender, que en el fondo, aunque de Lo que te induce a pensar, que de alguna manera sutil, hay una necesidad de redención, de cambio, un compromiso indirecto de darte cuenta de que el dolor ajeno es tu dolor, y que el alivio ajeno es tu alivio, quizá en eso las mujeres sean más empáticas.
Por eso no tengo miedo, y por eso me temen algunos, eso de ir tan segura por la vida, no es "buena señal",si no estás "apadrinada" por un estatus, un poderoso, etc., hay "algo raro" ahí, que a los "de siempre" inspira desconfianza, aunque siempre hay algún listo que te quiere meter en su "bando" para descoyuntar a su "competidor".
Todo esto lo imagino yo, por poner un ejemplo ficticio, claro.
Hablar por hablar.
Afortunado el que tiene la suficiente fuerza para salir de ese tipo de espirales, de desaprender lo que le han intentado introducir en su cabeza, de sacudirse una "moralidad" basada en la codicia; afortunado y valiente, por que por desgracia, muy pocos lo consiguen.
ResponderEliminarLo importante es que ese bagaje vital lo asimilen los "herederos" de ese viaje, aparte de la propia liberación vital, por que esa liberación tiene dos beneficios; el propio y el poso de valores que deja en ellos.
Quiza asi no mejoremos el mundo, pero mejoramos nuestro entorno personal, y contribuyamos a que ese mundo que heredan ellos sea mejor, libre de carceles invisibles, sutiles, mentales, que intentan incualcarnos desde que nacemos, que habitan dentro de nosotros como un yugo que aplasta nuestras cabezas, y puedan respirar un aire mas ligero y limpio.
Un abrazo chillao y rompehuesos.
Fdo. Juliojazz, ( no se que pasa que no mermite poner el nombre).
El protagonista de Brazil se convertía en un héroe alado que liberaba de los barrotes a su amada sin ni siquiera ser consciente de que ese sueño era la manera de escapar de la silla a la que lo tenían atado mientras lo torturaban.
ResponderEliminarY sus torturadores eran incapaces de entender como ni siquiera aquellas cuerdas podían someter su conciencia y su libertad.
Porque los torturadores necesitan oler el miedo para sentirse fuertes. Los torturadores temen a los que se sienten libres pese a las cadenas.
El protagonista de Brazil se convertía en un héroe alado que liberaba de los barrotes a su amada sin ni siquiera ser consciente de que ese sueño era la manera de escapar de la silla a la que lo tenían atado mientras lo torturaban.
ResponderEliminarY sus torturadores eran incapaces de entender como ni siquiera aquellas cuerdas podían someter su conciencia y su libertad.
Porque los torturadores necesitan oler el miedo para sentirse fuertes. Los torturadores temen a los que se sienten libres pese a las cadenas.
... y ya es casualidad... portished
ResponderEliminarTe dejé un regalito en mi cocina. Un beso, preciosa
ResponderEliminarNatacha.
Amiga, menos mal que si no me equivoco eres una mujer tremendamente fuerte, porque leyendo lo que escribes se le ponen a uno los pelos de punta...
ResponderEliminarPero, en fin, sin duda, todo quedo en el mundo del pasado y me parece que saliste muy fortalecida.
Un abrazo, amiga Almatina
Vagamundos
ResponderEliminares exactamente así,parece que lo sabes bien.
Sólo que tuve que jugar a dos juegos al mismo tiempo, saber que soñaba(para no despegrame de la realidad y caer en la locura) y soñar (creyénotelo para que puedas evadirte), la ventaja es que la tortura es algo tangible, evidente y corto.
Más fácil de demostrar, y denunciar.
Lo otro es sutil, laargo en el tiempo, invisible e indemostrable, no hay datos ni "testigos" porque aunque "vieran" no saben realmente lo que pasa.
Es como la tortura de la "gota", pero de una gota invisible.
Natacha
Gracias, te dejé un post.
Antiqua
a la fuerza ahorcan, a ver, jajaja.
Hola estaba dando una vuelta por internet y m he topado con tu blog, me ha gustado, intentaré pasar por aquí más a menudo y leerte.
ResponderEliminarSaludos...
Si, Almantina, lo sé bien. Tan bien que también sé que por muchos años que haga que te has liberado, en el fondo, en ese rincón oscuro donde guardamos los fantasmas, ahí están esos barrotes para asaltarte de vez en cuando y recordarte la angustia de lo que ha sido.
ResponderEliminarSi, pero eso no lo sabe nadie.
ResponderEliminarEres un superviviente.
Un superviviente invisible.
ResponderEliminarEs fuerte esta historia eh!!!el final casi se escribe solo, claro que... según el ánimo de cada quien, y la mochilita que llevamos a cada una de nuestras espaldas.Una vez más enhorabuena por tu estilo y por tu forma tan estupenda de contar las cosas.
ResponderEliminarUn besito
Troncha
ResponderEliminarbienvenido, ya he visto un par de películas comentadas, curiosas tus descripciones.
Sara
El caso es que de ésas cosas que pones en el "borrador" y cuando das a "guardar" tus dedos disléxicos entienden "publicar", para cuando te das cuenta y lo quieres borrar, ya hay tres comentarios de personas que se sienten identificadas, a las que no debes quitarles la palabra.
Gracias Sara,
con personas como tu ,
no me echaré en falta a mi abuela, jaja
Un beso
Supervivientes en la cara oculta de la luna...
ResponderEliminarMe ha parecido un strip-tease de la conciencia de vivir estupendo.
ResponderEliminarUn beso.
Tawaki
ResponderEliminarhacer lo que uno teme, es lo que tiene,
que a veces desnudas más de lo que pensabas.
La conciencia de vivir es una obligación, cuando muchos no pudieron.
Caleidoscopyo
lo tuyo si que es un acto de valentía.
Así que muchas gracias por animarte a leer algo tan largo. Invitación aceptada, pero el blog de personal y música ya los he votado, lo siento.
Saludos!
esa ira
ResponderEliminarpermaneció
en mi
embotellada
estaba furiosa
porque
me dejaran
abandonada.
y olvidé
que amé
alguna vez