29 abr 2021

Ensayo sobre la infancia. Ser niños , my friends

"Los niños son gente seria
no conocen lo imposible."

Fran Kafka


Los niños tienen las cosas claras. Hablan con los ojos del alma, sin necesitar abrir la boca. Son responsables de lo que son y no de lo que los demás quieran oír. Pueden ser tiránicos cuando se sienten inseguros, o al revés, emocionalmente más responsables que los adultos incondicionalmente dependiendo de su entorno. Los niños son adultos sin contaminar por el qué dirán.

Es importante  no someter su preciada flexibilidad a tantas normas estrictas sociales, los dogmas y las obligaciones dudosas (de moralidades circunstanciales) que cortan su espontaneidad natural de exploración de aprendices infinitos persiguiendo mariposas, los vuelve frustrados y les corta las alas de su inquieto desarrollo personal innato, que debería continuar hasta nuestro propio fallecimiento. Un adulto sin curiosidad es un niño que no sobrevivió.

Nunca son tan felices como cuando recorren las etapas de aprendizaje de cualquier interés, comprobando con espíritu científico  cada cosa que ven, esforzándose por perfeccionarse con intriga.
Necesitan tener siempre que explorar aventuras nuevas en el horizonte, ya que se desilusionan con rapidez con cualquier trabajo que restrinja su desarrollo personal y creativo.

En casos extremos, trasladan estas frustraciones a su entorno, y como científicos natos que son deben centrarse menos en la verdad objetiva, porque aún están creando y testeando su sociabilidad interna, y más en la expresión de sus emociones, cómo les afecta de manera emocional las relaciones humanas de entornos cambiantes.

Cultivar su sentido del humor  contribuye enormemente a que relativicen las cosas y aplicarles la enseñanza social, en la que deben expresar cada uno su propia personalidad natural, y aprender a domesticar sus emocionas puras internas.

La gente se molesta mucho cuando los niños se enfadan, montan espectáculos, son "inapropiados", o hacen cosas extrañas, pero es precisamente la salida de ése caudal de energía, y la exploración de la personalidad que como esponjas están desarrollando, lo que les hará adultos estables y emocionalmente responsables, contrastar y estampar su pequeña realidad una y otra vez, hasta ir haciendo más grandes sus  fronteras internas,  que ésos monstruos de su personalidad natural no los devoren a ellos, sino que ellos sepan llevarlos a su máxima expresión y aprender a domesticar sus animalitos profundos del trastero: dragones, leones, caballos y monstruitos varios, y no al revés, ser controlados por ellos..

Saber identificar nuestros monstruos escondidos en el trastero, entenderles y sacarles su máximo partido a nuestra voluntad, para que alcancen el máximo rendimiento con todo su potencial, Son sólo algunas habilidades que se aprenden con el tiempo, pero con la sabiduría de nuestras riendas, sin tener que controlarlas, limitarlas o frustrarlas, en un injusto castigo (que muchas veces socialmente nos imponen, de manera equivocada: "controlarte", "no pierdas la paciencia", "tu calla", "haz lo correcto") , es nuestra responsabilidad, pues es una lástima desperdiciar todo ese caudal de energía pura, que son caballos dorados para la creatividad y mejora de nosotros mismos y nuestro entrono,  en explosiones internas que terminan por frustrarnos y hacernos sentir mal innecesariamente.

Aprender a suavizar las formas de nuestros dragones, a reconocer los "tips" y procesos previos en los que desembarcan nuestros "defectos", que no son más que virtudes sin trabajar adecuadamente, y sobretodo conoce las costumbres de cada una de nuestras mascotas salvajes internas y no supeditarnos a ellos, sino al revés, que  tus bestias trabajen para ti convirtiendo a ésa panda de tarados en un magnífico ejército personal, es todo un arte que se prende con la observación, y dejando atrás el exceso o defecto de autocrítica, sino ser neutrales en los procesos, tomar notas de sus hábitos, y que nos apliquemos en conocernos más, trabajando hacia dentro, en lugar de señalar culpables hacia fuera, que además de innecesario es una perdida de tiempo

Los niños, incluso los que llevaos dentro, suelen ser puros, dar crédito a sus corazonadas, y hacen muy bien.
Los adultos cometen el error pensar demasiado y dejan que la razón cobre supremacía sobre la extraordinaria intuición que si lo has hecho bien, aún conservamos dentro.

Los adultos son niños que empezaron a desaprender, se volcaron en las actividades externas y muchas veces ésas exploraciones científicas, se estancaron en un punto, en el que solo descubren sus carencias cuando tiran de ellas y descubren con sorpresa que están sin evolucionar, así que deben proteger su vida emocional, ya que ésta podría marchitarse si se entregan a demasiadas ocupaciones a la vez.

Aunque aceptar el afecto no es difícil para algunos adultos, con el tiempo va adquiriendo rigidez, aceptar ayuda puede llegar a sernos difícil. En consecuencia, aprender a dar y a recibir es esencial para nuestro desarrollo como seres humanos. Las necesidades físicas imperiosas, no deben reprimirse sino expresarse, o antes o después os quemará u os secará por dentro, ya fuere por exceso o por defecto. No solo hay que gastarla además "Bien gastarla", no sólo de manera física sino social, reír desde el estómago, cuando es una risa con los ojos, profunda, utiliza el diafragma, es una actividad que relaja físicamente y consume muchísima energía física negativa, que aleja malos hábitos surgidos como salidas al trauma del exceso de presión de situaciones difíciles o que superan nuestra calma interior.

Los adultos reflejen el trabajo entre lo que demanda la sociedad y los niños que tuvimos que esconder bajo toda esa capa de supuestas responsabilidad, sobretodo cuando más afines a grupos e poder son, por un lado pueden ser estables y profundos, por los que resulta imposible cuestionar su autoridad, en cuyos significados positivos se cuentan la fuerza de voluntad y la energía; entre los negativos, la obstinación, el despotismo y la brutalidad, tanto con los otros como con nuestra excesiva capacidad de ser despiadados con nosotros ismos.

Encontrarse con nuestro niño interior, cogerles de la mano, sentarse un rato con nosotros mismos, o con otros niños de otros, pasados los años, y tomarnos las molestias de simplemente mirarlos a los ojos, sin juzgar entender, sus miedos, sus furias, sus complejos, es también curarnos a nosotros mismos. No hay que cambiar su esencia, sino suavizar su formato interno y externo, modular los giros.

El mundo cambiará cuando se dé cuenta que compartir es vivir, es más práctico que competir, si eliges un buen  entrono adecuado. Así que solo os digo:

"Quien se hace amigo de su niño interno, no envejecerá jamás, pues es sabio."

Y éso lo sabemos porque...

"Lo esencial es invisible a los ojos"




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