Mundo felino

Ésta inscripción estaba a la entrada del templo de la diosa leona Sekhmet escrito en letras de oro, que dice así:

"Para servirte no necesito tu devoción, sino tu sinceridad.
Tampoco tus creencias sino tu sed de conocimiento.
Entra con tus vicios, tus miedos y tus odios; desde los más grandes hasta los más pequeños.
Puedo ayudarte a disolverlos. Puedes mirarme y amarme como hembra, como madre, como hija, como hermana, o como amiga. Pero nunca me mires como alguien por encima de ti mismo.
Si la devoción que tienes por un Dios cualquiera, es mayor de la que tienes por el Dios que está dentro de ti, les ofendes a ambos y ofendes al uno."

Esposa, madre o hija de Re, la diosa Hathor (también conocida como la diosa gata Bastet, en la Dinastía II 2890 a.C., Su nombre era un jarrón "bas" y una hogaza, significando "la de la jarra-bas", un tipo especial de recipiente que contiene perfume asociado con los festivales y las fiestas) tiene evidentes conexiones solares que se manifiestan en el disco solar que porta en su cabeza, con el ureo (cobra protectora). Así representa la energía del Sol, en los que une los poderes beneficiosos de este astro junto a sus cualidades negativas. Su principal centro de culto se encuentra en la antigua Rehesu, conocida como Letópolis (Jem o Rehesu en egipcio o Ausim en árabe), aunque también fue adorada en el templo de Ptah en Menfis. Otros lugares donde fue venerada son Bubastis, Abidos o en el templo de Mut de Karnak.

Hathor diosa del amor y de la música, a veces presenta un aspecto sorprendente, muy diferente al carácter suave y maternal que la caracteriza.

Cuándo la furia la invade, Hathor se transforma en una Leona, la poderosa Sekhmet sanguinaria y sanadora que arrasa con todo, utiliza la fuerza destructora para proteger a los suyos con tremenda eficacia, y sin embargo su mayor virtud era la sanación, con la que era tremendamente conocida, pues ostentaba la misma fuerza contraria a su furia, que podía levantar hasta los casi ya muertos, por lo que era la patrona de los médicos.

Ésta deidad guerrera aparece representada con un cuerpo de mujer, una cabeza de leona y sobre la misma un disco solar, esta diosa siempre lucía un largo vestido rojo el cual personificaba sus raíces, dueña de siete flechas de oro que también utilizaba para lanzarla a los enemigos.

Adicionalmente, se le conocía como "experta en magia", "Señora del Oeste" y "Diosa del amor pasional", por estimular pasiones, siendo ésta la domadora natural de corazones, cuyos rayos solares la hacían lucir radiante y con enorme energía. 

Según la cosmogonía de Menfis, Sekhmet la leona es esposa del dios Ptah, (o Horjenty-Irty, una de las formas de Horus) el "Señor de la magia" el dios Creador, patrón de las artes, oficios, arquitectos  y artesanos, inventor de la albañilería, el que trabaja con las manos, también llamado "Maestro Constructor", al que también se le atribuía poder sanador. Y madre del dios loto Nefertum (el nacimiento de un nuevo sol, también apodado "el Bello", montado sobre el loto azul, la energía que da vida o el fuego que destruye por donde pasa, como ejemplo de la eternidad con sus dos fuerzas contrarias, y con cabeza de león, símbolo del placer y la fertilidad, era el responsable de vigilar y guardar las fronteras del Este). Son los dioses originarios de la ciudad de Letópolis (Egipto), actualmente apenas quedan restos arqueológicos.

Sekhmet la leona también recibe el título de Diosa de la Vida, pues puede sanar enfermedades imposibles, revive todo lo que crece a su alrededor, protegiéndolo terroríficamente.

Su virtud sanadora era tan apreciada y deseada, que el famoso faraón Amenhotep III (1.390 - 1.353 a.C) hizo acopio para su templo funerario en la orilla occidental de Tebas, de 365 estatuas de ésta diosa a su alrededor con el fin de poder realizar una plegaria diaria.

LA DERROCADA CONJURA CONTRA RE 

Existe un relato que muestra con claridad las consecuencias de despertar la furia de Sekhmet.

"En un texto funerario del Reino Nuevo (1539-1292 a.C), al comienzo del libro "La vaca celeste" cuenta ésta historia sorprendente que cambió las relaciones de poder para siempre.

Al principio de los tiempos, cuando los dioses vivían entre los hombres y Re era su rey, hubo una rebelión para derrocar al dios Solar (ahí aún no había comenzado el viaje del sol diario a través del cielo). Re fue un dios muy afortunado, bello y sabio, pero aunque lento, iba envejeciendo al igual que los humanos, así que éstos decidieron que había que cambiar de monarca.

"Sucedió en tiempo de Re "el que se creó a sí mismo", cuando ya había estado gobernando a los dioses y los humanos juntos durante muchos años [...] que su pueblo cada vez le exigía más y no estaba satisfecho, los que antes le aclamaban ahora le empezaban a repudiar, y los rebeldes se atrevían a conjurar contra su dios [...] Re comenzó a pensar en abandonar Egipto y retirarse a las aguas del Nun. Pero primero necesitaba consejo"."