18 jun 2021

Belleza húmeda

Y la belleza

se abrió a mis ojos
y yo con ella
aflorada
asombrada
de haber estado tan
perdida
ceguera de nadas
de mis vientres
extrañados
de besos salitres
de turgentes senos
maniatados
de piernas ciegas
y miradas ajenas
de san pantaleones
enamorados
mi corsé de fresas
huye de semejantes presas

Ajena
huyendo de nuevo
de sus sexos atrapados
imanto sobre ellos
promesas que nunca juré
que fueran hechas
por mis suaves manos

Vuelvo a la carrera
de las huidas carreteras
dejé a mi mejor amigo
entre sus algas quemadas
de certezas alienadas
coronas negras imantadas
devorado por sus realidades
tan buscadas
Ulises de sirenas
caritas de sacarinas
refinadas

La arena perfumada
se ciñó a mi cintura
viajante
actuando solitaria
para un público intangible
y ante mi ventana
mi mar de ojos imposibles
bailando con mis pies descalzos
bajo el humo de la pipa azul
del viejo y arrugado sabio

Echa terriblemente de menos
sus conversaciones imposibles
del extraordinario y gentil mago
vendehumos, burlesco y enamorado
buhonero, vendeungüentos
estafador del oeste americano
timadores, crecepelos, aceites de serpiente
doctores viajeros de credenciales dudosas
negociantes de raposas 
truhánes y orgullosos vagabundos
de panaceas milagrosas
que amanecen sobre polvos de oro
de personas ambiciosas

Y entre timo y timo
cómplice entre el público
atestiguando bondades simuladas
río de las certezas de las hadas
divertidas del teatrillo itinerante
cómo huyen los galgos solitarios
circos de brasas
manipulando masas
antes que descubran
los trucos de sus jornadas

Sin embargo en la cadena
el impregnador se impregna
los estafadores son estafados
cuando niegan sus trucos reales
de dejar corazones enamorados
entre sus nadas
enganchando se quedaron enganchados
y entre sus certezas, sus almas en prenda


Y aún así, las bellezas húmedas
humectantes mariposas de certezas
que detectan los recados de las viejas
guardan entre sus faldas
viejos nidos de cerezas
unas páginas de tul
una sangre de abedul
purasangre de caballos salvajes
unos ojos de maleta, rodillas viajeras
soñando con saludar sus internos parajes
aquéllos labios susurrantes pidiendo deseos
a las flores buscando trucados trofeos

Una certeza de no complacer más a los feos
los rodeadores habituales
de largas espinas y simples esquinas
espíritus de vampiros humectantes
que liban como colibríes oscuros
los auténticos besos
carentes de huesos cantantes
incapaces de detectar matices
de las bellezas profundas
naturales
voz de replicantes
de las auténticas almas errantes
abisales habitantes
que murieron felices
entre sus aguas profundas
besando sus cicatrices.


Cómo se echa de menos
al viejo amigo
único buceador conocido
capaz de explorar
los peces abisales
voraz e impenitente curioso 
de las insondables y pétreas
lecturas fantasmales

Cómo se echa de menos
y sin embargo...
pareció solo un sueño




*San Pantaleón fue un mártir cristiano, nacido en Nicomedia, actual Turquía, a finales del siglo III. Era hijo de Eustorgio y Eucuba y fue médico como su padre. Su nombre, en griego, significa: “El que se compadece de todos” (Παντελεήμων, Panteleímon). Estudió filosofía y retórica y después se dedicó a la medicina. Fue médico del emperador Galerio Maximiano. Según san Alfonso María de Ligorio, Pantaleón apostató de la fe cristiana, que volvió a recuperar gracias a su amigo, el sacerdote Hermolao, y fue perseguido por Diocleciano en 303. Tras ser torturado de varias maneras, murió. Según la tradición cristiana, el fallecimiento tuvo lugar bajo una higuera seca, que floreció al recibir la sangre del mártir luego de ser decapitado.

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