22 sept 2017

Y aquella tarde, el fuego


Cuando Tereixa descubrió las tres heridas profundas que estaban a punto de abrirse, recordó aquella mañana que su mamá la llevó a la escuela militar del abuelo, y lo mal que le caían las banderas, colores que nunca tuvieron que ver con ninguna realidad, ni con cara alguna, ni con los problemas que realmente preocupaban a las gentes.

Tereixa tenia una telaraña concreta y un recuerdo feroz que le salía raudo como una rabia del vientre, una vieja presencia conocida la paró en seco, olía, físicamente, la calma antes de la tormenta, supo que en segundos todo iba a arder, toda la realidad que había conocido iba a desaparecer, no podía hacer nada, así que salió corriendo en dirección contraria, hacia su pensión por atrás del callejón y cogió las tres valijas que poseía, poniendo rumbo al puerto junto a su chalupa en el mar

La gente no es tonta
pero es imprudente

De repente
esa gente
estaba a punto de estallar

... y correr





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