29 abr 2008

Don't touch my bra

Hay momentos en los que una se tiene que poner torera

sobretodo cuando te pillan a traición

y te dejan entre la espada y la pared.

Sin perder un ápice de glamour y sofisticación.

Of Course!

Lesson 1

"How to put on a bra"

Do U want a cup of tea,

Sir?

Mañana la lección 2.

Miau

24 abr 2008

Auguste Rodin (aquarelle, crayon de couleur, papier beige)

" Mouvement de danse, un pied, une main joints derrière la tête"
1900
"El Poema"
"¡No la toques ya más que así es la Rosa!"
Decía esto D. Juan Ramón Jiménez, refiriéndose a la belleza del poema, o a la belleza en sí misma añado yo: concepto de simetría perfectamente imperfecta y natural, exigiéndole perfección, estado en que nada falta ni sobra.

23 abr 2008

Reloj infinito



La palabra escrita perdura
Como las cartas.
Se detiene. El tiempo.
Crecemos,evolucionamos, nos revolvemos, nos desarrollamos.
Y.
La carta. La palabra escrita se queda ahí, fresca.
Tinta. Puchero de grafito. Lágrimas orientales, negras y fantasmales.
Viva.
El tiempo es detenido.
Para, para, para, escaparate, aparador, jugando con las palabras entre los dedos de una niña a la salida del colegio.
Un uniforme, un autobús.
El tiempo.
Cuando vuelvas a leer esa carta diez años más tarde, es más tú, que tú misma porque sigues riendo y siendo tú.
Ese instante, más aún de lo que te has ido convirtiendo en el tú.
Ahora.
Con los sentidos más limpios, con las percepciones más abiertas.
El olor de la hierba en los zapatos, la tierra.
Tu primer sabor, el olor de las mandarinas en las manos.
Como el paladar, se va educando.
Con el tiempo,
plick,
plick,
goteante, para digerir.
Ponerle nombre a lo que hemos vivido.
Mmmmm.
Pero ya no somos nosotros,
somos otros, sino el resultado de investigar lo que hemos terminado siendo,
y cuando por fín lo descubrimos,
nos queda poco tiempo para acabar el cuento,
y morir para ponerle el título.
(Lo que duerme en las estanterías descansa porque el papel viene de los árboles, de sus ramas, y se balancean a los ojos del lector. No hay que hacer ruido, porque si no, no escuchas la brisa.)

Un título que ponen otros a la alegria de tu tiempo, uno más, de una gota que llena un vaso, en la inconmesurable levedad del mar. El "SER" ohhh pensamiento único, ombligo del mundo que conocmeos, la gota, de la gota de la gota de un mar que agota. Ser insondable y simple.

Saludos desde esta carta.
Qué bonitas y eternas cartas de almas vivas y perennes "cartalmas".

21 abr 2008

DE ANIMALITOS PEQUEÑOS

Llegué al salón
encontré
a dos animalitos pequeños
en la "duermevela".
Despúes de la extenuante lucha y jugueteo.
Milene y Leo en aparente descanso,
Shhhhh...
(salgo de una habitación un tanto felina
y me voy a leer a la cocina)

Las 3 primeras vidas de una gata de buena cuna y mala pata, 3 de las 7 vidas en una, son aquí contadas


Me llamo Alma, nací en la calle de Torrecilla del Real, en el centro de Madrid, hija de una canaria (cantante de ópera)y un hellinero (pintor y escultor), a los 8 meses viajé a Venezuela, con 5 años aprendí a leer (mi primera palabra fué "Zapatería") y escribir por mi cuenta, gané el premio nacional de baile con un traje indio que me cosió mi aya y con 6 años, medio criada por ésta hechicera selvática, volví a Madrid, donde estuve confinada en mi casa por mi padre, hasta los 18 años que conseguí salir, por unos asuntos de tierras y herencias castellano-murcianas, y entre tanta confusión me encontré libre.

En ese tiempo, estudié en el primero Palacio y después colegio denominado entonces “Beatriz Galindo” sito en la calle D. Pedro, después a la muerte del maese director, nos llevaron a otro en Bailén, cerca de las Vistillas, al lao del tablo de La Morería, donde dábamos buena cuenta primero de pan con jamón salao o chocolate y luego de más mayores de traguitos de vino cristiano (aguado) en la Plaza de la Cruz, que al vernos jóvenes y sin dinero nos hacían el pase, en aquellos bogegones de vino y vermú de barril, ya cuando íbamos al Instituto San Isidro, en la aquesta Rúa Toledo, pasaron muchas cosas más.
Entre ellas y haciendo mengua resumido: dos compañeros ("Armonía" y Pedro el Rockero) y yo por la curiosida imperiosa de la gata, y los otros dos estudiantes calzilargos, descubrimos unas obras de la parte antigua del edificio, que antes constaba de pasillos ocultos y recovecos, tapiados y sellados en postreros años, donde escondidos de las miradas de los "infieles" subimos por unos túneles y pasillos hasta llegar a un altillo al final de un pasillo, donde descubrimos arrumbrados unos libros viejos de papel color marrón medio podridos y unos cuantos bancales de madera con varias firmas de plumilla incrustadas en ellos, entre las cuales encontré la del mismísimo D. Fco. de Quevedo y borrada a trazo engranguenado la de un tal D. Luis de Góngora, me reí del ladrón, como si fuera mi hermano mayor, ya sé quién ha sido, Un Francisco, Un Señor Cabrón y un Señor Bandido, a la par que otros nombres que agora ya no recuerdo, muertos del susto y la impresión, juramos no volver a contar nada de eso no fueran que no nos creyeran, pues de otras andanzas, ya andában mis dos compañeros advertidos de los finos sentidos del responsable del Señor Claustro, un tipejo, un hombre solemne con perenne cara de perplejo, a mi me tenían en "lista blanca" de alumnos ejemplares de actitudes comportamentales (los deberes los traía en verso y rimados en pareados) por ser dulce, pequeña, risueña y graciosa, por lo que yo no "podría haber hecho tal cosa", ya que con anterioridad tuvimos un incidente con un cañón pequeño, ubicado en el antiguo claustro de profesores, encontramos unos balines, ésto cómo funciona, rotura de cristales en la acera de enfrente, denuncia de viejas, las quejas, la lista negra, desfile de alumnos ante el claustro en el Instituto y 3 muditos calladitos y sentaditos.

Nuestro profesor de literatura, el para mí excelentísimo, D. Luis Cañizal, hombre pequeño y enjuto, de barba cabrito pero bien recortada, un D. Quijote a la Chica, un "El Greco" blanquecino caído de la borrica, se embozaba en una capa, de Seseña cómo no, y nos daba lecciones, asustándonos de vez en cuando con su voz tormentosa, trayendo aparatejos como gramófonos y radios antiguas, llevaba la biblioteca del centro, con su siempre eterno y preferido Arcimboldo, guardándole las espaldas con sabor a tomate, a caramelos de ajo (dispensados en oblongas perlas) que caminaba rápido porque ambas cosas eran buenas para el corazón, al lado del patio con su pozo de agua sellado y su cubo, que los extranjeros, con su cara de boniato, venían a visitar, a mi me sacaban fotos por tener cara de muy española, y nos poníamos a bailar un pseudo flamenco inventao para sacarnos unas perras haciendo el ganso.
Éstas lides las cuento con añoranza, puesto que después de que el padre, artista y gentilhombre de la familia consiguiera su herencia, nos abandonó dejándonos a mi hermana, a mi madre y a mi en la promesa de una próxima vuelta de unas gestiones notariales por Murcia, necesarias para unos trámites funerarios.

Viendo yo que el "gazapo" no aparecía, mas que asomando la nariz por el fono para que no nos moviéramos de allí, y estuviera todo en orden, con la cobardía de los que cometen sus fechorías de tristes y bajas maneras, sospeché, y conseguí desaparecer a los ojos de mi madre, que se encontraba en un estado de letanía mental de la eterna espera, para actuar y buscar fuera la comida que no encontraba dentro.

Así me puse a trabajar primero limpiando una escalera de Corrala, y tan mal me salió el invento, que el vecindario me recomendó otros menesteres, pues caí en gracia, al ser yo firme y buena persona, a unos trabajos que regentaba un hijo de la rica a las afueras de Madrid, esperé el transporte común, y allí me presenté, con la recomendación de la vieja, y con ganas de saber del otro mundo real, que tan vedado me estuvo, y que sólo conocía por mi ventana.Conseguí el empleo, y tan buena disposición tuve que en cuatro meses me ascendieron, y tan poco conocía yo del mundo, que desgracias me creé por ser tan buena en lo mío, me echaban las mozas jóvenes el humo a la cara, me desplantaban en el comedor, pero al no haber tenido contacto humano, a mí se me daba igual y no me lo tomaba a mal, creando para mí odio y rechazo del populacho, que estimo rondarían en más de 400 personas de una fábrica farmacéutica, hete aquí que me adoptó una viejita elegante y seca como una pasa, resultó ser la primera que vi cuando llegué y me ayudó a encontrar el despacho del director, me echó un lazo y me trató como a una hija.

Me contó que había sido modistilla de una peletería en la Gran Vía, que tenían que esconderse en la guerra cuando oían las sirenas, y dónde estaban metidos los sacos con los que los hombres hacían las barricadas para proteger las tiendas y portales, me enseñó los raídos raíles del tranvía que hubo en Madrid y más cosas.Todo esto me lo contaba por las tardes, mientras me regalaba al final de la visita del café mezclada con achicoria y la rosquilla casera, un cuartillo de azúcar que yo recibía de muy buen gusto, a veces iba conmigo a la calle de la Ruda, donde estaba la tienda a la que solía ir, pues ya había mucha morería por aquellos tiempos, y la venta de curry y especias para aliñar las comidas, el negocio prosperó de nuevo, esa tienda tenía un gigantesco libro de visitas donde había firmado el Rey y otros insignes visitantes (la tienda mediría 2 metros de largo y uno y medio de ancho).
Otros negocios que rezongaban por el barrio aquél eran los de los Antiquarios de los gitanos, el de la Lechería, con sus 2 mesas blancas con letras en el revés (RIP), la dueña: una mujer blanca como el producto que vende(mmm la leche del día), flaca de manos huesudas, voz rotiquebrada aguda y ojos azules; también el portal oscuro donde una señora zurcía carreras en las medias (que entonces todavían quedaban), donde dicen que la Reina había dejado encargos allí, los bares de caracoles en salsa, la lotera (2 billetes para hoooooyyyyy), la tienda de licores donde vendían zarzaparrilla (igual que la cocacola pero sin gas), el quiosco de chuches y regaliz, la tienda donde hacían velas artesanales y personajes varios del Madrid de antaño que ahora ya no existen o desaparecieron en el aire, porque cuando vuelvo ya no están, en una esquina huele un "aire", por allí quedaba un azulejo del bar "La Cueva" al lado de la plaza mayor, un lugar oscuro y alargado, creo que es el único bar que quedaba donde había estado Luis Candelas al que echaron por pegar a un profesor que se metió con su honor ( http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Candelas) que también estudió en mi Instituto (Los Reales Estudios de San Isidro fueron un centro de enseñanza fundado oficialmente por Felipe IV en Madrid, España, en 1625 e inaugurados en 1629, como continuación de los Colegios vinculados a los jesuitas que, a finales del siglo XVI, habían obtenido el favor y apoyo de la Corte española. Se encontraban en la actual Calle Toledo, donde todavía hay un centro de enseñanza que de forma ininterrumpida ha mantenido viva la llama del saber, el Instituto San Isidro), junto a Quevedo, Pío Baroja, El Rey etc... y otros personajes singulares, pues era el más antiguo y de hombres, lo hiceron mixto el año anterior a entrar yo, así que nos miraban a las chicas como bichos raros, también vi las Notas de examen originales de los hermanos Machado, y personajes varios, una maleta de cartón con los libros prohibidos del franquismo comprados en Francia o Buenos Aires (traídos por otro buen profesor de literatura, del cual no recuerdo el nombre) y cosas similares que acontecieron en cuatro años de estudios.

Yo viví en la plaza Cascorro, la de aquél soldado español tan conocido, y los años ochenta los había visto desfilar por la ventana, con sus crestas, sus chupas de los Ramones, los 6 negros metidos en un seiscientos y aquél claxon tan conocido que sonaba a vaca: MUUUUU, se oía todos los domingos en el Rastro. Aún recuerdo el primer negro que llegó al barrio; Era tan negro que parecía azul, y tan alto que era imposible no mirarlo, además por lo extraño que nos resultaba ver a alguien tan diferente, lo acogimos enseguida, con ese carácter tan madrileño, de mezclar como ensalada lo venido de fuera, como una ciudad con puerto, esperando siempre la llegada del mar.Digo lo acogimos, porque aunque yo vivía encerrada en lo más alto de “Embajadores 4”, estaba al día de todo lo que pasaba fuera de mi puerta por Carmen, la quiosquera sevillana, gitana vieja, que ríete tú de salsa rosa.

Ésa fue la que me dijo que para “airear una casa nueva” tenías que ir con el romero en la mano y sacudirlo por las esquinas, diciendo; “romero santo, romero güeno, que salga lo malo que entre lo güeno”, como poesía no vale ná, pero desde entonces siempre tengo un poquito de romero, lavanda de romano o laurel por casa, que compraba de las sacas del herbolario de la esquina, al lado de la taberna del Tío Vinagre.

Cuando terminaba su interminable jornada en su quiosco, a medio metro de la puerta de mi casa, se subía a la casa a cogerse la silla y los prismáticos, no fuera que se perdiera algo de lo que aconteciere en su ausencia, y no poder contarlo al día siguiente, creo que yo que tendría algún otro negocio de compraventa informativa.


De pronto, y tras años de ausencia conocí la historia de mi abuelo materno, capitán de barco, malagueño , republicano, con cuatro medallas al valor, enseñó a leer a pescadores y patronos, por eso le ayudaron a escapar como polizón a canarias, donde conoció a la hembra más bella, dura y fiera del lugar, mi tremenda abuela Mélida y la del otro abuelo, el paterno, nacional contable en Murcia, casado con mi abuela Paca, más burra que un arao, pero más lista que un zorro, que fue la que le dio en herencia conyugal su patrimonio (ella era la rica) a través de un matrimonio de conveniencia que les amargó hasta el fin de sus días.


Ahí conocí por primera vez la historia de las dos españas, en primera persona.Ahí empecé con 18 años a conocer una parte de la verdad sobre mi familia, mi vida y todo lo que yo creía entonces se empezó a resquebrajar, empezando a tener serias dudas sobre muchas de las cosas que me habían sido contadas.

16 abr 2008

"Historia de la vida del Buscón, llamado Don Pablos, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños "



Referente a la entrada anterior, diré que el protagonista, Pablos, no aprende de sus errores, y al contrario que la mesma que escribe, suscribe y canta, fuí intentando enmendar las situaciones para que sólo se repitieran una sola vez y no más Santo Tomás (entrada relativa y referente al último comentario del post anterior).

El párrafo que suscribiré más abajo de éste, entrecomillado está dicho por un tal Miguel del que no pude averiguar más, pero cuya opinión (rescatada del olvido anónimo en el 2005) creo que es muy relevante. Pero en país traicionero, adulador , envidioso y al mismo tiempo carismático y genuino como es España, es fácil ver joyas como ésta en tierra de nadie, os resumiré igualmente esta obra a quien no la conozca:

D. Pablos que proveniente de orígenes humildes y pícaros, pasa a ser criado de un tal Don Diego, casi los matan de hambre al entrar a una escuela, que descubre en Alcalá a los que viven del cuento, muertos sus padres vuelve a su tierra y se hace pasar por caballero, mientras conoce a un pobre hidalgo del que parende a estafar y engañar subsistiendo, le pillan, le encarcelan, sale, se vuelve a encontrar con su antiguo amo Don Diego que le da una lección con una paliza, pero éste no aprende, huye a la Corte, se une a unos comediantes, se pone a escribir y empieza a vivir de ello, liga con una monja, se desengaña de ella y se va a Sevilla relacionándose con los bajos fondos, se ve envuelto en una pelea con la Justicia y huye a América casándose con una mujer para cambiar de suerte. Evidentemente nunca será así porque en el fondo le gusta la marcha y la "vida" ardiente de picarón. Muy resumido es más o menos eso.

Ahora el párrafo del tal Miguel.


"Quevedo escribía de si mismo: <>

En efecto aunque perteneciese a una excelente hidalguía oriunda de la montaña, puesto que su padre, Pedro Gómez de Quevedo secretario de la reina doña Ana, mujer de Felipe II, era natural de Bejoris, en el valle de Toranzo, la pobreza de los medios le empujaba hacia las capas inferiores de la nobleza, alternaba vicisitudes de su vida publica como una serie de esfuerzos <<>>.Un Quevedo activo y menudo empeñado en múltiples quehaceres es ya el de los años 1601-1613 (en los cuales -salvo ulteriores precisiones- podemos colocar con toda probabilidad la composición del Buscón), es decir, el periodo que va desde la llegada a la corte hasta la experiencia italiana, como secretario del Duque de Osuna, nombrado Virrey de Cecilia. Había cumplido apenas 21 años, cuando abandona los estudios de Teología en Alcalá para introducirse en la corte, que exactamente a principios de siglo había sido trasladada a Valladolid.
Cuando Quevedo contaba apenas veintitrés años de edad, dieciocho poemas suyos figuraban en la famosa antología de Pedro Espinosa, Flores de poetas ilustres, a estos mismos años, remontan también sus primeros contactos con Lope, y sobre todo el comienzo de su enfrentamiento con Góngora, que durara hasta la muerte del gran cordobés.

Pablos dedica el primer capitulo de la relación de su vida a la degradada realidad de sus orígenes, describiendo en particular los oficios de sus padres. Cuando se plantea el problema de su futuro, respecto a la oposición padre/madre (imitar el oficio de uno o de la otra) Pablos opone a la realidad degradante y degradada de ambos sus pensamientos de caballero.
Tales pensamientos condicionan su elección de un futuro del todo diferente al lado de sus padres: el camino por emprender será el virtuoso, y el primer paso para avanzar a lo largo de esta senda lo constituirá la escuela:Yo quería aprender virtud resueltamente, e ir conmis buenos pensamientos hacia delante. Y así, que me pusiesen a la escuela, pues sin leer ni escribir no se podía hacer nada.Para terminar os ago una dedicatoria que el propio autor nos lego en su extraordinaria obra: AL LECTOR"


Dedicatorio de D. Francisco de Quevedo


"Que deseoso te considero lector, u oydor (que los ciegos no pueden leer) de registrar lo gracioso de do[n] Pablos Príncipe de la vida Buscota. Aquí hallaras en todo genero de Picardía (de que pie[n]so que los mas gustan) sutilezas, engaños, inuenciones, y modos, nacidos del ocio para viuir a la droga, y no poco fruto podrás sacar del si tienes atención al escarmiento; y cuando no lo hagas, aprouechate de los sermones, que dudo nadie compre libro de burlas para apartarse de los incentiuos de su natural depravado. Sea empero lo que quisieres , dale aplauso, que bien lo merece, y qua[n]do te rías de sus chistes, alaba el ingenio de quien sabe conocer, que tiene mas deleyte, saber vidas de Picaros, descritas con gallardía, que otras inuenciones de mayor ponderación: Su Autor ya le sabes, el precio del libro no le ignoras, pues ya le tienes en tu casa, sino es que en la del Librero le ojeas, cosa pasada para el, y que se auia de quitar con mucho rigor, que hay gorrones de libros, como de almuercos; y hombre que saca cuento leyendo a pedaços, y en diuersas vezes, y luego le zurze; y es gran lastima que tal se haga, porque este murmura sin costarle dinero, poltronería vastarda, y miseria no hallada del Caballero de la Tenaza. Dios te guarde de mal libro, de Alguaciles, y de mujer rubia, pedigueña, y carirredonda."

14 abr 2008

Tamarindus Indica











Hay palabras que sin saber por qué se te quedan grabadas en la memoria.

"Tamarindus Indica"

"Cuidados.- El tamarindo es ideal para plantar en primera línea de la costa, allí donde otras muchas especies no sobrevivirían al fuerte viento salino. No parece importarle la naturaleza del suelo, medra bien aunque este sea pobre, y una vez establecido tolera ciertos grados de sequedad."

La primera vez que reconocí la palabra Tamarindo fue en un libro, que ahora no logro recordar, tendría 13 o 14 años, creo que hasta entonces era una palabra cualquiera, aunque me sonaba con eco, con un leve escalofrío ácido en el paladar.
Cuando probé el tamarindo en una tienda latina años después entonces lo recordé todo.
El árbol., el patio (al que bajaba por una cuerda desde la casa de mi abuela), la prohibición de juntarme con los mestizos, los indios, la criada, todas las tardes bajaba la cuerda escondida a la omnipresente y española hora de la siesta, y siempre había un sitio para mí, las canciones, la guitarra (el cuatro, en un todo similar al llanero colombiano. Es más pequeño que un tiple; de cuatro cuerdas) los raspaitos de tamarindo, mi vieja, seca y querida aya vecina, la selva, las historias de la selva, las 7 tribus del mundo con sus 7 religiones primarias, la de la tribu de los caribes altos y rubios, la picadura de tarántula, las hierbas curativas, el lenguaje indio de mi aya, su nombre secreto, la hechicera, las nanas, creo que recuerdo la letra de una de ellas, una morena y bailarina, otra rubia y fría, la pianola, los muebles coloniales, la enredaderas, la luna llena, la papaya, el maracuyá, el olor a selva después de la lluvia, los sapos gigantes, los zancudos (o mosquitos gigantes alados) ser inmune al dengue, las tardes de peinarme mi aya con un peine de hueso mi larga y negra cabellera…

La llegada a Madrid, el frío, el olor a churros los domingos por la mañana, las monjas, el rosario, las galletas maría de la bisabuela...


“Memoria emocional:
La memoria guarda con más facilidad datos relacionados con alguna carga afectiva.
Éstas a veces pueden desencadenarse ante acontecimientos positivos, negativos, olores o sabores (éstos sentidos al haber sido menos evolucionados en la formación del cerebro primigenio, quedan a veces adheridos a recuerdos que ni recordábamos hasta que no olemos o gustamos la misma esencia que nos afectó tanto antaño).”
Bla,bla, bla ...



El mar, el pescado fresco, el coco con su agujero trepanado, las hamacas en las palmeras de la playa…os enseñaré fotos de la tierra de mi infancia.


Origen del cuatro:

“Los antecedentes de todos los instrumentos nativos de cuerda de la América Latina hispana pueden trazarse a la España del siglo XVI y XVII, la cual, de acuerdo con Cervantes, abundaba de instrumentos tañidos de cuerdas de todos tamaños y configuraciones. También sabemos que muchos de los mismos llegaron a la América en grandes cantidades. Esto fue debido a que los reyes católicos de España encomendaron solemnemente a los colonos a que llevasen instrumentos de cuerda al "Nuevo Mundo" para observar y dispersar la fe mediante la música y que muchos marineros llevaron pequeños instrumentos de cuerda consigo durante las largas travesías marítimas como pasatiempo.”
http://www.mateway.com.ar/cuerdasdeamerica/elcuatro.htm





3 abr 2008

Bonjour dessert

Seamos un poco frívolos:

... olvídad la Semana Santa,

y por una vez los pestiños, las torrijas, los buñuelos...

y dad una vuelta por la cocina de estos maestros del chocolate ucraniano, con nombre francés,

como no podía ser de otra manera, claro.

A nadie le amarga un dulce, sobretodo si está hecho con cariño cocido y removido a fuego lento.