23 mar 2022

Dignidad interior

"Hasta que no te enfrentas a tus propios diablos, no puedes domarlos."

 

Hay personas con mucha personalidad que reconocen tarde patrones que hubieran podido cambiar, para disfrutar realmente más de la vida.

A veces el contacto con otras personas, les hacen conscientes repetidamente sus costados rígidos, conservadores o bastante inflexibles de sus naturalezas, que a veces hacen que sean sus peores enemigos.

Estas personas a veces se burlan de las debilidades ajenas, esas que reconocen muy bien en si mismos, pero que prefieren ignorar. Dichas experiencias a menudo suelen ser humillantes y tienden a reaccionar distanciándose, aferrándose sombríamente a viejas convicciones. Bajo ninguna circunstancia están dispuestos a cambiar su punto de vista, y prefieren criticar a quienes, conscientemente o no, son más abiertos con sus errores.

Tomar conciencia de dichas debilidades, es importante para tratar de aceptarlas, aunque sea un proceso que no se vea inmediatamente. Después de todo, estos caracteres apasionados y rígidos también tienen sus propias virtudes singulares. ¡Unas cuantas imperfecciones en sus caracteres no les tornan completamente insoportables!

Si pueden o hubiera podido aceptar estas características menos deseables, y no se inclinaran menos a sentirse incómodos o reaccionar violentamente cuando las reconocen en otros, es cuando encuentran la paz, una autoridad natural más relajada, basada en la Dignidad interior que es característicos de alguien que reconoció, y solo entonces superó, las profundidades e su alma.

Hay ocasiones más propicias, cuando descubren otras maneras de vivir, de existir, en el que es más fácil cambiar esos patrones existentes en sus vidas, aún cuando encuentren obstáculos o resistencia en otras personas. En este punto, y solo en el reconocimiento sin vergüenza, con naturalidad, es cuando se comienzan los periodos de aumentada estabilidad psicológica, cuando están realmente preparados de ponerse en contacto con sus propios objetivos y valores.

 

A veces atreverse a vivir, es acariciar la humillación de nuestro mundo interno, superar la vergüenza, sonreír, y reconocer que, auqnue seamos imperfectos, somos valiosos.


2 comentarios :

  1. No podemos cambiar el pasado. Sí recoger las astillas que son de nuestro agrado, darle forma y con ellas ayudar a construir nuestro hogar, sin reproches, sin rencores y hacerlo habitable, porque es nuestro sin edulcorantes nocivos.

    Me costó sudor y lágrimas conseguirlo, hoy no lo cambio por nada. Lo que me hacía daño lo quemé sobre el mar al modo vikingo.

    Cuídate y quiérete por encima de todas las cosas. Eres lo más valioso que tienes.

    Un beso.

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  2. Atreverse a vivir
    es morir un poco
    hasta que vaciado de ti
    seas
    completamente renovado

    Quemar
    es el ave Fénix
    de los pasajeros del mar
    humano.


    Sssssmuack!

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