Y despúes de la lluvia
la melancolía
se destierra
con la eterna herejía
de la sequía en la tierra.
Se acabó la guerra.
Se fué el arrozal
me llegó la selva espesa
caliente y mordiente
de la temporada estival,
como en un patatal
donde me pongo la mesa.
Es el ébano
de la promesa.
El culto ardiente
de la vida pendiente,
de los que no viven de las remesas,
ni de las baldas baldías,
sino del que te toca
en la hora tardía
y te despierta
de la melancolía.
Oliendo a la vida fresca
de la repesca.
Africa es un tam- tam
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