26 jul 2018

Reencuentros filibusteros de mi mejor socio y yo

Treinta años apasaron
de la útlima salmuera
nos reconocimos todos
entre ráfagas marineras

Llegó
huía o moría
ya entonces

Dolor adolescente
de jóvenes valientes
A buenhora llegan
capitanes de mi hornada
metrallas de cascos
y balaustradas

Parado de mí y ante mi sorpresa
salgo reganada no perdido viraje
y los viejos trucos
de los almendrucos
ganándonos la vida a cara o cruz
moneda del diablo mediante
trasegada en la taberna
junto a mi casa del Tío Vinagre

Mi capitàn mi hermano de sangre
mi hawaiano volvió de su Isla
El Filibustero y yo
los mayores carroñeros
las partidas de cartas
las necesarias alianzas

Cómplices bucaneros
madrileños adoptados
de callejones fiesteros
La pelirroja corresponsal en Bruselas
el viejo pirata capitán de fragata y limusina
y Leroy el condenas esquivó las cadenas

Reunión de viejos piratas
de todas partes del mundo
en el corazón de mi vieja casa
Vuelta a ver, éramos los niños huídos
de las callejuelas, los asustaviejas
los ancianos nos reconocieron
devolvimos la vida
los cinco más latientes
de todas las viejas
acometidas.

1 comentario :

  1. Ese hawaiano Fiibustero
    ahora me llama todos los dìas
    no me dice mucho
    me ve
    y se sigue soprediendo cada vez
    el viejo capitán
    el único huracan que me hacá sombra
    Viejo compañero de antiguos laberintos

    Ahora ve su vida sorprendido
    como si todo fuera un sueño
    desvanecido, ahora nada le es importante

    Sino la guardia real
    que conseguimo
    los viejos niños de la capital
    los maestros de arbotantes
    ladrones por diversión
    los viejos robin Hood de la pasión
    una vez me regaló un salón robado
    de un cine en obras mediosecuestrado
    Todos se acordaban de mí
    y yo de ninguno dellos
    Hasta que aparacieron las viejas botas
    yo la Comandante y él el Filibustero
    yo la dama de la torre pirata de noche
    y él vagabundo de día, poeta fantoche

    Nunca olvidaré el día que casi nos pillan
    me salvaron en el último momento
    Mi viejo Barbazul siempre dió miedo
    él fue mi caballero, mi compadre
    y mi silencioso tormento

    y así de repente
    me encontré mi otra mano
    cuando me regresaba
    para volver
    llegó de otra ciudad
    justo a tiempo como siempre
    para verme marchar
    fue raro no ver a a guien treinta años
    y luego de un dìa sentir que pierdes el brazo
    ni es posible ni fácil, y casi ni hablamos

    Es raro, no saber que toda la vida buscaste
    algo que ni siquiera sabias habias tenido
    hasta que lo reencontraste
    y nos sentimos al volvernos a perder
    sin saber, otra vez perdidos
    pero esta vez conscientemente
    compartidos
    Ahora sabemos
    que siempre estuvimos ahí
    sin saberlo, ni sabido
    Hasta que fue
    inexplicablemente reconocido
    Toda la vida buscando un capitán
    en aquél otro niño exótico como yo
    mezclas de nativos, de diferentes mundos
    tan opuestamente diferentes
    como espejos reconocidos.

    A veces nos miramos en as lamdas
    de nuestras vidas ordinarias
    y no decimos nada
    y lo comprendemos todo
    de un vistazo

    formamos nuestros herrajes
    en las mismas hornadas
    de fuego y hierro
    forjadas con los mejores fierros
    de los reciclajes

    Así estamos tañidos
    en las mismas ondas
    con los mismos cordones
    que robábamos a los impostores
    inocentes niños ladrones.

    Tañen tañen tañen las espadas
    y suenan igual clink clank
    en las distintas explanadas del mundo
    Viejas falcatas de láminas internas
    de hierro, lamina, forja y bruñidos
    compuestas por tazas sólidas
    a fuegos, silencios y sangres
    de sólidas guarniciones
    los piececilos desnudos
    sobre escaleras de vieja madera
    para no hacer ruido
    y sacarme por la ventana de la escalera
    de soldados guardianes, de dagas
    forjadas y niños capitanes
    de valientes y de cobardes
    y de mundos simples
    que encubren a los pequeños héroes
    forjados entre espartos, cordeles
    viejas calles y necesarios aranceles

    Los reunímos a todos
    y fue mágico ver el calado
    de nuestra forja personal
    y ya en silencio el peso
    inevitable
    de la profunda
    complicidad.

    Pequeños héroes
    forjados a sangre y metal
    capitanes inquebrantables
    que se vuelven a encontrar.

    La magia del tañido lento
    sobre las cosas simples
    profundas, sinceras
    y extrañamente auténticas

    Casi no recordaba
    los ojos rasgados
    los nervios templados
    y la adrenalina
    de fugas de amigos
    de tardes de patines
    de robos de barcas
    de engaños y estratagemas
    de falsas cogeras
    para que nos diesen helados
    de volverme a meter
    sin que se enterasen
    de jugarse el pellejo
    porque ese dragón
    no era cualquier otro.

    Qué bonito ver
    que los dos capitanes
    y los caballeros
    lo volvimos a ser
    nada más vernos.






    ResponderEliminar