29 jul 2018

La Nani de Alejandro Magno

Cleopatra de Macedonia (ca. 353 a. C. - 308 a. C.) fue hermana de Alejandro Magno e hija de Filipo II y Olimpia de Epiro. Tenía por parte de padre dos medio hermanas, Tesalónica y Kinane, y un medio hermano, Filipo III Arrideo. Se crió bajo el cuidado de su madre en Pella, como cualquier princesa...

Hasta ahí podría empezar una historia como cualquier otra...

Pero en Pella había otra mujer.
Una señora ya mayor, entrada en años, que andaba con la cadera mala, y las rodillas no tan sanas. Con 17 años aquella otrora joven fue enviada a Atenas junto con un joven Aristóteles que ya fue iniciado de niño en los secretos de la medicina, aunque su carrera se encaminó pronto hacia la filosofía. Su misión era ser la ama de cría y lectura de la princesa Bársine, amiga de la infancia del futuro emperador.

Su primera pareja conocida fue Bársine, una princesa de sangre persa y griega, hija del sátrapa persa Artabazo y de la hermana de los generales rodios Mentor y Memnón. En el 333 a.C. Alejandro la capturó junto a los principales miembros de la familia del rey persa Darío. Alejandro mantuvo con Bársine el idilio más largo y satisfactorio de su vida, hasta su matrimonio con Roxana en el año 327 a.C. De Bársine tuvo un hijo, al que llamaron Heracles, en referencia al mítico personaje griego. Hasta que conocio a Roxana, la princesa bactriana de legendaria belleza, ambas fueron las mujeras mas importantes que cautivaron el corazón del gran conquistador.
Ahora esta amiga anciana al que Filipo II (el rey guerrero que unificó Macedonia y padre de Alejandro Magno, descubrieron hace tres años que estaba en la tumba equivocada) llamaba la Vieja Dama, era de niña el ojito derecho de su padre, amigo del abuelo de Alejandro, Nicómaco, médico de la corte de Amintas III.


"En términos de la leyenda, el discípulo de Platón enseñó a Alejandro a pensar como un griego pero a luchar como un «bárbaro», en vista de que los atenienses le habían negado la dirección de la Academia por su condición de macedonio"

El reino de Macedonia, donde nació Alejandro era considerado en la Antigüedad un territorio de bárbaros y extranjeros. Atenas, Esparta, Tebas y otras ciudades estado helenas se negaban a aceptar que lo que hoy forma parte de la Grecia histórica estuviera habitado por compatriotas. Nacido en Estagira (Península de Calcídica), al este de Macedonia, Aristóteles sufrió parte de esos mismos recelos y, de cara a la historia, educó al hombre llamado a someter toda Grecia y lanzarse al corazón de Asia: Alejandro Magno.

No está claro cuánto de próxima fue la relación entre Platón (discípulo, a su vez, de Sócrates) y Aristóteles, así como no lo están las razones por las que a la muerte del maestro su alumno más aventajado no heredó la direccion de la Academia de Atenas.
La leyenda ha querido ver en la decisión de Platón de poner a su sobrino, Espeusipo, al frente de la Academia una humillación hacia Aristóteles y una muestra de cierta aversión entre ambos.


Tutor del hijo de Filipo II de Macedonia

En verdad, la condición de macedonio invalidaba legalmente a Aristóteles para hacerse cargo del puesto, al igual que provocaba el desdén de muchos griegos hacia Filipo II a pesar de su potencia militar. Su historia es la de un rey que convirtió un empobrecido reino despreciadopor Atenas y Esparta, en la gran potencia hegemónica de toda Grecia. Tras pasarse varios años de su infancia como rehén en Tebas, Filipo regresó a casa con la idea de comenzar una reforma militar de los ejércitos macedonios que, partiendo de la tradicional falange griega, añadiera nuevos elementos tácticos para darle más flexibilidad y poder someter a las grandes ciudades griegas.


En 343 a. C, Filipo convocó a Aristóteles para que fuera tutor de su hijo de 13 años. Casi como si fuera una venganza contra los griegos «de pura cepa» que impidieron su nombramiento como director de la Academia de Atenas, Aristóteles dio forma al carácter del hombre llamado a concluir el trabajo de su padre y a atar la voluntad griega bajo un nudo bárbaro, esto es, macedonio.


Por su parte, Aristóteles aprovechó la pequeña fortuna que Filipo le pagó por instruir a su hijo y siguió con sus investigaciones y trabajos durante el resto de su vida. Además de dinero –según relata Diógenes Laercio– el filósofo reclamó al monarca «que restaurase su patria» destruida años antes por los ejércitos macedonios. En el año 340 a. C, Estagira recuperó su forma y comenzaron a regresar sus antiguos habitantes.

En el 336 a.C, sin embargo, Alejandro hizo ejecutar a un sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, a quien acusaba de traidor. Dado que las ejecuciones macedonias solían extenderse a los familiares, Aristóteles se refugió un año en sus propiedades de Estagira, trasladándose en el 334 a Atenas para fundar, siempre en compañía de su fiel Teofrasto, el Liceo, una institución pedagógica que durante años compitió con la Academia platónica.

A la muerte de Alejandro en el 323, se extendió en Atenas un brote de odio contra los macedonios instigado por el oradorDemóstenes. A pesar de su reputación como filósofo, el macedonio fue llevado a los tribunales atenienses acusado de impiedad contra los dioses. Temiendo acabar igual que Sócrates, Aristóteles huyó a la vecina isla de Eubea y allí murió un año más tarde de muerte natural. Sería en esta isla donde los habitantes de Estagira fueron a buscar sus cenizas. Como agradecimiento por salvar la ciudad, sus compatriotas enterraron a Aristóteles en su tierra natal y lo honraron como un héroe, salvador, legislador y refundador de su ciudad.

Aristóteles, «de piernas delgadas y ojos pequeños», aceptó la invitación de Filipo II de Macedonia y se encargó de la educación de Alejandro durante varios años. En opinión de un poeta francés medieval: «Le enseñó a escribir griego, hebreo, babilonio y latín. Le enseñó la naturaleza del mar y de los vientos; le explicó el recorrido de las estrellas, las revoluciones del firmamento y la duración del mundo. Le enseñó justicia y retórica, y le previno contra las mujeres libertinas». No en vano, en realidad se sabe poco de su estancia en Macedonia y las obras del filósofo apenas hacen referencia a Alejandro. Como tampoco se advierte su influencia sobre el terreno político. Años después, mientras Aristóteles seguía predicando la superioridad de la ciudad-estado, su presunto discípulo establecía las bases de un imperio universal. El más grande conocido hasta entonces.
Alejandro, el Hegemon de toda Grecia

En términos de la leyenda, Aristóteles enseñó a Alejandro a pensar como un griego pero a luchar como un «bárbaro», lo que, al menos al principio, le valió para someter Grecia. Antes de lanzarse a la conquista del Imperio persa, Alejandro volvió sobre los pasos de su padre para atravesar Tesalia, destruir Tebas y obligar a Atenas a reconocer su supremacía haciéndose nombrar Hegemon, título que lo situó como gobernante de toda Grecia.


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