20 may 2017

Cantos de la India



Mmm que bellos recuerdos...
la India

Tan sublime como mendiga,
del excesivamente dulce Gulab Jabam
del horno tandoori, del pollo macerado en yogurt,
del arroz de jazmín que compro en la calle Lavapiés
del té hindú, con leche, al que añado
cardamomo, laurel, clavos y una pizca de canela
del ruido ensordecedor de las calles
del fuerte golpe de calor dulzón 
de la embriagez de los sentidos
de la locura e injusticia social absoluta
de los excesos
del amor odio
los turistas buscando su alma
con gurús de tres al cuarto,
de tanto y el tan poco
el tiempo atemporal

tica tac tica tac
dos pasos alante uno atrás
no sabes dónde estás

Intenso

sin saber
me adoptaron
me compraron aceitunas
para hacerme ver que estaba en casa
con la humedad calándome los huesos
con el excesivo olor, sabor y crujido de las cosas
y aún así, me adoptaron
como en pasajes conocidos
me aburren, siempre ellos
tan excesivos

No era mi sitio
demasiado ruido
hacia el silencio

Tuve que huir del canto de sirenas
de aceites y bálsamos untados
pues si me metía en el jardín
consciente era que nunca volvería,
tenía mucho que hacer en la sombra
de mi propio país

Aún hoy cuando aparezco por alli
en la boca de la madriguera
túnel intemporal
me llaman las candelas de aceites
y resinas
me buscan con fruicción
entre las bambalinas
como santurrona de Kali,
alma demoníaca y celestial
Para mi no es misterio
es fácil mantener el equilibrio
cuando todos los karmas invisibles
fueron abatidos sin ser siquiera sentidos
en guerras que no fuí consciente ni que luchaba

Es fácil ser fuerte cuando el lodo se derrumba a tus pies
y sigues caminando sin darte cuenta
la diferencia entre lo visible y lo invisible es muy tenue,
la mano transparente energética,
cristal opalino,
la santa que recupera almas
con un simple toque de piel
suave cadencia
mirada de humo

me miran siempre sorprendidos
y asombrados
eso me molesta un poco
ojos felinos, almendrados, ojos almibarados
ni europeos, ni africanos, ni asiáticos ni americanos,
de todos y de ninguno

Sólo saludo desde la puerta
mientras sus penumbras acarician mis pies
consciente de la imantación natural de mi alma hacia dentro
Ya no caigo a los pozos, ahora me cuelo en ellos

Si quiero

Pues huelo, consciente de la retención involuntaria,
desde ese quicio, pasadizo secreto,
supuestamente insolvente, a los ojos no entrenados,
la voz de la canela que me llama:

"blanca malambó, de Java y la India,
picante amarga y dulce canelosa
ven que me hipnotizas"

pero no suelto la cuerda de Cascorro
para no perder mi identidad
de mi vida
mundana
terrenal
y
gatuna

Alejada de esas sombras
conocidas
sin dudar
me espera madame Fortuna
y su pitonisa

Me relamo sin prisa
me ven marchar
sin decir nada
tampoco me importa

Solo echo de menos el olor
intenso, mezclado, colorido
como un recuerdo añejo de otra vida



Pon luz en tu vida
con una bella sonrisa

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