Y me comí la palmera
regurgitándola
me comí los árboles
sus ramas
sus niñas enanas
bebí del río fangoso
masqué sus peces
a sus habitantes
y como giganta
de carne envenenada
de corazón leproso
me deshice
desgastada
pues lo comí todo
y no encontré
sustancia de ti
ni de tus pliegues de pájaro
memoricé
tu huella
no te ví
filtrado
regurgitado
en nada
de lo que escupí.
Así me gusta, sin miramiento alguno...
ResponderEliminar