Para todas las Súper mamis,
especialmente para todas aquellas que dejaron sus brillantes carreras para aguantar horas de vigilia, de primeros auxilios, de tardes de lectura, de eternos deberes, en la cocina, de mocos, de llantos, pañales sucios (y de secreciones corporales varias) etc... de improvisación absoluta y de amor incondicional a éstos que estamos aquí en el 2008 todavía vivitos y coleando ante la vida.
Ésta era mi madre,
la súpermoderna cantante de ópera,
que todas las tardes iba a la plaza con la estación de metro del mismo nombre en Madrid.
Aquí está con triquini en el verano del 73, creo que en la playa de San Juan, embarazada de mí de 3 meses, ante el estupor de mi conservadora abuela murciana por su negativa de llevar pantalones con peto de color rosa, y cubrirse el cuerpo con unos horribles pareos de floripondios.
También discutían por otros temas varios, a los que mi padre, como buen español, siempre le daba la razón a mi abuela, con esa lógica aplastante de "si ella me ha criado, sabrá más" garantía ineludible, que obviamente con el tiempo se ha demostrado que no necesariamente es así:
- Porque traía futones de Oriente (¡qué es eso de dormir en el suelo como los pobres!), Japón.
- Eredones nórdicos comprados en Israel (con lo decente que es ponerse una jartá de mantas y sábanas decentes de hilo, éso es por no querer hacerse la cama)
- Nos preparaba comida macrobiótica, oriental o canaria: arroz integral, soja, algas nori, levadura de cerveza en las ensaladas, pollo al tandoori, flan de "lata" (lo hacía con una lata grande de leche condensada) y minipizzas de pan de molde, carne a la brasa con poca sal, pápas arrugás, pescado a la sal con limón, mojo picón (rojo y verde) y por supuesto desayunábamos "El Gofio" canario (harina tostada principalmente de millo y/o de trigo, alimento básico por sus excelentes propiedades nutritivas) del que me llegué a cansar, frutas, cruditè de verduras, arroz de basmati, huevos cocidos de colores (blancos: los sumergía en agua de té o remolacha, y salián teñidos, luego los pintábamos con pinceles) y cosas divertidas.
- Porque nos cantaba nanas en alemán y francés, que a qué cuento teníamos nostras que aprender otra lengua con lo bonito que es el españó.
- Porque nos vestía como le daba la gana, y no nos ponía lazos, ni el color rosa, ni nos quiso poner pendientes hasta que no fuéramos mayores y lo hiciéramos si nos gustaba.
- Porque no nos había ¡BAUTIZADO!, tema que la sumió en la confusión y verguenza ante sus vecinas, hasta que un día nos levó a una iglesia y el párroco nos echó agua bendita y así se quedó algo más tranquila(yo creo que estaba harto de ella, no la aguantaba más y cedió).
Mientras mi abuela decía que nos mataba de hambre, por no darnos comida cristiana, ni morcón (este producto recibe el nombre de la tripa en que está embutido, y que es el ciego del cerdo) o blanco murciano, cabeza de cordero, bocadillos de cabeza de jabalí con mantequilla y chacinería variada del levante, y guisos llenos de condimentos con mucho tocino y carne, comidas de olla espesa, que en aquellos tiempos eran extremadamente grasosos.
Eran el día y la noche, dos estilos de vida, dos generaciones frontalmente opuestas.
Mi madre era la culta, con amigos extranjeros, la moderna, le encantaba Barcelona, Sevilla, madrid, viajaba a Milán, Berlín, Méjico, vestía minivestidos y tacones, llevaba pañuelos en la cabeza y se ponía fladas largas ibicencas, teniendo amigos de todo el mundo.
Le gustaba tanto la moda, sobretodo para los conciertos que daba con su pianista en los Colegios mayores y en actos privados, que cada vez que salía de viaje se gastaba todo el dinero en un jersey original de angora blanco comprado en una boutique de Italia, o en un vestido azul turquesa del oeste de berlín, y a final de mes se iba a unos comedores "autoservicios" a la que asistían muchos universitarios, en cuya puerta habían carteles donde ponían por ejemplo:
"Lentejas, pan y vino: 100 pesetas" ó "bocadillo de calamares y vaso de cerveza: 50 pesetas"), la gente se cogía una bandeja y se iba sentando en mesas compartidas, donde la gente normalmente no se conocía, así que en seguida por nuevo que fueras en la ciudad, salías echándote amigos).
He aquí que en una sentada findemes-postmoda, conoció a un hombre muy guapo, bohemio e interesante, que venía de hacer autostop con un tipo que le invitó a acompañarle a una ruta de vino y quesos por Francia, país al que previamente había llegado a través de Italia donde subsitió pintando magníficos retratos en la calle, último hijo y oveja negra de una familia conservadora y acomodada, con tierras en Albacete y Murcia.
Bonita mezcla:
En aquellos tiempos, en los veranos cuando nos juntábamos con la familia paterna, llegaba la hora de la comida, que eran 2 horas de cocina (más la mañana comprando suministros para la familia) y llegada la puesta de la mesa, con todo su protocolo, cuano algún hombre de la mesa tenía sed se tenía que levantar la esposa, la hija o la hermana a ponerle agua o vino en la copa, o acercar algo de pan o la futa de postre, normalmente los niños comíamos en otra mesa.
Después a leer el periódico los hombres (padre, tíos y abuelo) y mientras las mujeres ayudaban a recoger la mesa (ayudadas por el personal de servicio, si es que se era pudiente, claro) entre todas fregaban los platos, limpiaban y preparaban a los niños para la siesta, momento en los que muchos de nosotros con ganas de fiesta intentábamos no hacer, ellos se echaban la siesta también en el salón y tumbonas aledañas, preparadas para tal menester, tardes de toros, tenis y ciclismo que hacían dormir al más insomne.
Aunque mi madre viniera de una gira por Méjico o por Italia, aunque fuera la cantante más joven, la que tuviera más éxito, la más guapa y resuelta, la España profunda hacía mella en sus carnes, la envidia de las mujeres machistas, normalmente incultas, casadas muy jóvenes con "buenos" maridos elegidos por las madres y económicamente dependientes (las propiedades las heredaban los maridos, las escrituras de matrimonio en realidad eran de compraventa, traspaso de la patria potestad del padre al marido, siempre "niñas" e infantiles en sus derechos).
Es más mi madre no se casó hasta que yo tuve 6 años (y fué por imposición de mi abuela materna, otra que tal baila, si no lo hacía no la dejaba volver a España) supongo que la presión de las 2 familias y los tiempos que corrían no era para gastárselo a broma.
Lo miro ahora en el año 2008 y las admiro, comprendo el esfuerzo que tuvo que suponer nadar contracorriente para obtener derechos básicos que ahora nos son tan corrientes, la fuerza y la energía de ésas mujeres que por su valiente testarudez que se comieron varias generaciones en una para que sus hijas pudieran ir a la Universidad, casarse si querían y con quien quisieran y poder tener hijos o no, viajar por el mundo y comprarse un coche (y no hacerlo con el permiso firmado del marido, que lo veo ahora y me parece Irán).
Además se hizo protestante como su amiga Carol norteamericana, yo creo que le pareció más moderno, con la ventaja de que el protocolo era más divertido y podía cantar los domingos.
Quizá
Luisa María Isabel de los Reyes de la Trinidad (nombre) Pascual Pérez (apellidos);
Luisita para todos,
mami para mí, entonces,
fuera consciente a través de sus viajes por el mundo
de lo profundamente que estaba atrasado este país en el año 73
y decidiera tomara parte y dejarme un mundo,
si no mejor,
por lo menos un poquito más justo.
Mami,
allí donde estés,
GRACIAS.
Por tus besos,
por tu sonrisa,
por tu sacrificio social y personal
y por todo lo demás.
Debes saber que hoy en día,
en general
la gente
ni estan valiente,
ni tan generosa,
ni tan justa.
Saludos también a todas las mamis
que hoy en día siguen ese trabajo imperceptible
la rueda invisible que mueve al mundo
que devuelve humanidad a la barbarie.
Que reconstruyen una y otra vez
los tejidos del día a día
que cicatrizan heridas
devuelven la confianza
y las únicas que son capaces de
aplaudir tu dibujo a través del teléfono.
Feliz día.
no sé por qué, pero miro esa foto y te veo a ti... y no sólo la foto: también las palabras se refieren a la hija. no sé por qué. felicidades por esa madre tan linda.
ResponderEliminarMuchas gracias Camille.
ResponderEliminarQuizá mientras escribía
me he ido dado cuenta de porqué he hecho
muchas cosas de las que hice y hago,
y porqué de esa manera y no de otra.
Quizá quiera compensar de alguna manera todo lo que hizo por mí entonces.
Un saludo melenudo.
Almatina, siempre que escribes sobre tu vida me quedo pegada a esta pantalla, leyendo sin respirar siquiera.
ResponderEliminarMe encanta como lo cuentas.
No sabes como reconozco muchas de esa cosas que cuentas. Es increible cuanto hemos cambiado en relativamente pocos años.
Por lo que dices se fué muy pronto quizas... ¿ no ?
Gracias por lo que me toca por ser madre.
Un beso
Amiga, gracias por recordarnos estos tiempos en que cosas como las que cuentas eran posible.
ResponderEliminarYo soy, posiblemente algo mas joven, pero casi de esa quinta, de hecho en 1973, que creo que fue cuando la ETA mato a Carrero Blanco, yo andaba ya vestido de soldadito...
Eran tiempos de una opresion enorme, pero en los que aquella generacion (que decir de mayo del 68), creia que debajo de los adoquines de las calles estaba la playa.
Casi nada.
Un abrazo, amiga y gracias por tus palabras.
Que bello ha sido leerte!
ResponderEliminargracias or regalarnos tus relatos y recuerdos de familia!!!
Un saludo;
mecánica precisa :)
ResponderEliminarQue bonita historia Almantina, y que guapa tu mamy y además de verdad que era moderna, y en aquella época más que moderna yo diría pedazo valiente, gracias a unas pocas como ella, a los pasitos que dieron, estamos mejorando hoy las demás...que bonito homenaje a tu mamy, me encanta como lo has contado, estoy segura de que su tacto te lo trasmitió y por eso tú ahora nos trasmites cosas tan bonitas.
ResponderEliminarun besito
Gracias por vuestros comentarios, me hace gracia, porque
ResponderEliminarescribo
como si estuviera soñando despierta
o viendo una vieja película en la intimidad, y me despierto y veo que otros también la están viendo, y me pregunto si ven lo mismo que yo, y observo que cada uno de vosotros, en realidad, tiene un poco de parte de esa película.
A veces en el frenético día a día y prisas y risas y carreras, me entra un puntito nostálgico en un recodoy me abandono a él por unos momentos.
Sólo quería recordar la historia invisible de una de tantas mamis.
Que pena no sea una película y ponerle el final que yo hubiera querido para ella, supongo que hay cosas que cicatrizan más lentamente.
En el fondo claro que TODO es posible, pero no se puede volar si las alas todavía están muy verdes y no conoces bien donde está la tierra, espero que volvamos a tener esperanzas y a creer, pero de una manera más real y más prudente.
Saludos gatunos!!