En un bosque
de yedras y de ortigas
existe un zaguán cercano
cercado de besos y de migas
Dos jovenzuelos cantando
de ruedas y de brisas
Dos ruecas van trenzando
sus destinos de sonrisas
rueca, rueca, va girando
y un día, ya no sé cuando
se terminan las esquelas
de sedas, rezumos y de prisas.
Un día... se acabó.
ResponderEliminarMors certa, hora incerta
ResponderEliminarla muerte es segura
la hora incierta