
Escribir no es llorar
sino nuestro destierro
Libros prohibidos
fugados de nosotros mismos
censuras disin dientes
armas combatientes
de nuestra propia cura
y tras la estela
la sangre azul de la tinta asesina
en esta ciudad
localmente universal
se siguen cofradías
de curas, de loterías
de envidias al talento
descarnado descontento
de luchas invisibles
contra las ventanas
conveniencias desgraciadas
fulanas de corbata
"coge la pasta y acelerez"
en el ácido estómago
se enjuagan las conciencias
de los asesinos de tinta azul
los proscritos se rebelan a si mismos
por el lastre de un cuerpo pegado
una vida desgarrada
ideo imaginada