17 jul 2013

Te vendo mi alma al peso, por un beso.

Mi alma la vendo al peso: pura lana virgen
demente inmaculada, honesta, fiel y valiente, aún creo que está caliente.
Y si no gusta tengo otras pues ninguna es mía, ésta misma, la robé el otro día a un alma en pena que me regaló la suya era fina y honesta un poco antigua así que le di alegría y me regaló un poco de horrorosa poesía compartimos vino, pan y penas y al final de la noche se rompió las venas Al levantar vi su alma inmaculada en mi regazo con una nota: véndela a pedazos está un poco rota
pero ya ni se nota Y así sentí que le robaba la única migaja que le quedaba. Y ahí voy, vendiendo alma pura a saldo (son difíciles de ver, tan transparentes, no te valen ni para un caldo). ¿La mía? ni sé donde está, ni me importa a tantos tahúres la realquilé por un bocado
que el día que vayan a recogerla
ni rastro de ella habrá quedado
pero ya la conozco de mala gana
como polvo de estrella, como fulana,
mi alma, si ya ha cobrado
se escapa de copa en copa, de rama en rama,
de brazo en brazo, de cama en cama, allá ella, sin pena, ni gloria ni compañía
ni yo la molesté, ni nunca hizo lo que no quería Así que en otra ocasión o en otra vida conoceré, si "se le da la gana", su complicada geografía.

16 jul 2013

Tarde de verano de Diablo en velero bergantín



Ese día Diablo se hallaba de bonísimo humor.
Angelita bella comenzaba a hacerse preguntas,
y no encontraba respuestas que la convencieran mejor que las del propio espejo.

Le encantaba ver las dudas del otro lado reflejadas en sus ojos.

Al otro lado del espejo, Diablo contemplaba SU obra divertido.
Al fín se había realizado ¡¡un progreso extraordinario!!, y no;  a partir de aquél momento, otra historia nacería, Sospecha tiraría de su hilo, se podría saber la verdad de lo que era el mundo acaecido, gran malandrina, zorra, abiesa y fina. Sospecha nunca le dejaba en mal lugar: Él era el pan, ella la harina.
Ah!!
¿y los hombres? Ahháa... los hombres, pobres...  ¡¡ eterna ilusión!!
Ésos imbéciles especímenes imperfectos,
henchidos en su propia arrogancia y estupidez.
Pocos quedaban que no hubieran visto caricaturizados sus reflejos en su invento.

¡¡Qué divertido!!
¡¡Éstos humanos eran de veras realmente estúpidos!!

HUmm..
Ese añico concreto de espejo roto tardó en florecer,
pero causaría más trastornos de lo esperado.

Estaba deseando verlo.
Se frotaba las manos cada día, viendo como poco a poco su venganza florecía.
Diablo siempre regio,  se rebozaba como una croqueta por la roja moqueta, cual vulgar bufón en la estricta intimidad de su Gran Salón.

Diablo aplaudía entonces la buena gestión y manos de Doña Paciencia y Doña Cuidados, dos conocidas harpías que hacía tiempo cambiaron de bando.
Las perversas almas y sus feos cuerpos,
se  dirigían torpemente a sus vulgares tronos
desde pedazos pequeños de sus grandes inventos de cristal.

¡¡Ahh,  que gran patada!!
que dulce ilusión, qué novatada

Sus pequeños inventos móviles y pantallas táctiles tenían las propiedades básicas del espejo:
todo aquello bello desaparecía
mientras lo malévolo adquiría dimensiones gigantescas
gracias al aburrimiento y la maldad de esos torpes inventos del SEñor.
Otros pedazos sirvieron de cristales para gafas:
aquellos malvados se las ponían ate los ojos para ver claro y "con más exacta justicia".

Desde el mundo mirado
con el ojo trastocado
era hilado e hilado
con Paciencia fina
y escondida mano
por doña Perfecta,
por doña Cuidados,
mientras Sonora Sospecha
cantaba tarantos

¡¡Benditas las manos de los mentecatos
por hacer al Gran Diablo
pasar Grandes Ratos!!

Desde esta esquinita
de mi observatorio
Maesa Sospecha
sigue de jolgorio:

me río, me planto
descuido, me arranco
y entre boca y boca
y entre codo y codo
voy,
o no voy
o vengo
a cualquier recodo.

Te hallo dormido

Llamado me has
cariño mío
y el norte dejé
tras la calma

esperando
huyeron las cenizas
el fin del espejo acaecido
del resto del mundo
al ombligo
solo hay un hueco invertido

y en un solo sonido

plick
una gota vacía
en el vacío

y al fin llegué,
y así te hallo

al pasar de los años,
de nuevo,
dormido
Para que tú me sientas,
mis actos
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas